La Eurocopa bordeó este sábado la tragedia. La imagen del capitán de Dinamarca, Christian Eriksen, caído en el suelo, inconsciente, conmocionó a todo el universo deportivo. Porque el centrocampista que milita en el Inter de Milán, de 29 años, necesitó de la rápida intervención de los servicios sanitarios para salvar la vida. Fueron diez minutos angustiosos hasta que el futbolista recuperó la consciencia y abandonó el campo en una camilla. Casos como el de Antonio Puerta, fallecido en 2007 durante un partido de Liga, volvieron a la memoria de los aficionados, que durante minutos se temieron lo peor. Porque los sanitarios no eran capaces de reanimarle. Todo acabó, sin embargo, en un tremendo susto y Eriksen se recupera en las Urgencias de un hospital de Copenhague. El partido, que estuvo suspendido durante una hora y cuarenta minutos, se completó con victoria para Finlandia, su primer triunfo en una Eurocopa. Por fortuna, en el último parte médico hecho público por la Federación danesa se da un mensaje tranquilizador: «Esta mañana hemos hablado él y ha saludado a sus compañeros. Su condición es estable y sigue hospitalizado para pasar exámenes complementarios».
Pero para entonces el resultado era lo de menos. Porque la crónica del encuentro quedó marcada por lo que sucedió en el minuto 42 de la primera parte. Christian Eriksen cayó desplomado sobre el terreno de juego en el momento en el que le pasaban el balón en un saque de banda. Compañeros y rivales se dieron rápidamente cuenta de que aquello no era normal y demandaron entre aspavientos la entrada de los servicios médicos.
La incertidumbre sobre el estado de salud de Eriksen, víctima de un problema cardíaco que le hizo caer a plomo, marcó los siguientes diez minutos, en los que los sanitarios se esforzaron por reanimarle con masajes cardíacos. Las imágenes provocaron que tanto futbolistas como aficionados lloraran y rezaran por la vida del centrocampista. El silencio inundó el estadio Parken de Copenhague, con casi 20.000 aficionados -la mitad de su aforo-, sin distancia de seguridad ni mascarillas. Muchos de los jugadores daneses, mientras tanto, se colocaban alrededor de un Eriksen tendido sobre el césped en un intento de que no se tomaran imágenes. Los propios futbolistas eran incapaces de mirar a su compañero tendido en el suelo, primero boca abajo y después ya boca arriba. Luego más tarde llegarían unos operarios con unas sábanas para intentar generar cierta privacidad en los trabajos de los sanitarios.
Después de las escenas de pánico -incluido el abrazo del portero danés a una mujer que pertenece a la familia del jugador-, el futbolista recuperó la consciencia y todo quedó en un enorme susto. Hasta el público estalló en una sentida ovación a Eriksen cuando el futbolista fue retirado del campo en camilla. La primera imagen tranquilizadora llegó cuando se pudo ver al centrocampista con los ojos abiertos, despierto, con una mascarilla para respirar, llevándose la mano izquierda a la cabeza, mientras era trasladado por detrás de una portería. Los jugadores de Dinamarca también formaron una muralla para que no se viese en las pantallas del estadio la escena de Eriksen al ser retirado del terreno de juego.
Fueron unos minutos de tremenda tensión que se hicieron eternos en el Parken, con futbolistas y aficionados entre lágrimas e intentando consolarse unos a otros, hasta que la UEFA anunció que el futbolista se encontraba ya «estabilizado», aunque la preocupación y las dudas sobre su estado de salud continuaron hasta casi tres cuartos de hora después de caer fulminado. Poco después, la Federación Danesa de Fútbol confirmaba que Eriksen estaba «despierto», y a las 20.00 horas se hizo público que el partido suspendido se reanudaría media hora después.Según el comunicado de la UEFA, la decisión de completar el encuentro se tomó «a petición de los jugadores de ambas selecciones». Poco antes de las 20.30 horas saltaron al campo los jugadores de ambas formaciones, y ambas hicieron una piña sobre el verde, con Eriksen en el pensamiento.
Fallo cardíaco
El futbolista deberá ser sometido ahora a un examen médico en profundidad para determinar el origen del problema. Todo apunta a un fallo cardíaco, lo que podría apartarle definitivamente de los terrenos de juego. Le sucedió, por ejemplo, a Rubén de la Red, futbolista que cayó desplomado durante un partido de Copa ante el Real Unión de Irún. Después de someterse a varios años de controles en un intento de volver a la práctica del fútbol -tenía 25 años cuando tuvo lugar aquel episodio- el futbolista, que estaba en el equipo español que gané la Eurocopa de 2008, anunció su retirada prematura porque los médicos no garantizaban que no pudiera perder la vida durante el esfuerzo que supone el deporte profesional.