El 23 de noviembre de 1991 Freddie Mercury, vocalista y líder de Queen, anunció al mundo que era portador del virus del VIH. La estrella del rock visibilizaba así una enfermedad con la que llevaba lidiando varios años. Pero el impacto que supuso la confirmación por parte del propio artista se agigantó porque al día después de su confesión, el cantante murió de SIDA.
Hasta ese momento pocas personas del entorno más cercano de Freddie Mercury sabían el verdadero diagnóstico de la estrella: su pareja, Jim Hutton; su ex novia de juventud y amiga de toda la vida, Mary Austin, y el mánager de Queen, Jim Beach. Y cuando la enfermedad mostraba sus primeros síntomas el cantante se lo explicó al resto de miembros del grupo, que lo mantuvieron en secreto por decisión expresa del cantante.
“Como consecuencia de las grandes conjeturas aparecidas en la prensa en las dos últimas semanas, es mi deseo confirmar que me he hecho las pruebas de VIH y tengo sida. Creo que ha sido conveniente el mantener esta información en secreto para proteger la intimidad de los que me rodean”, comenzaba el comunicado de Freddie Mercury que leyó a la prensa Roxy Meade, agente publicitaria de Queen.
Una imagen deteriorada
Y es que las especulaciones sobre el estado de salud del artista se acrecentaron sus últimos meses cuando el SIDA deterioró notablemente su imagen.
Con el último disco del grupo publicado en 1989 y llamado The Miracle, como si por su título la banda implorase que se produjera un milagro, el grupo ya no pudo presentarlo en una gira como acostumbraba Queen. Pero Freddie Mercury se negó a confirmar su problema hasta el último instante.
“Ha llegado el momento de que mis amigos y mis fans de todo el mundo sepan la verdad, y espero que todos se unan con mis doctores y aquellos que luchan contra esta terrible enfermedad. Mi intimidad siempre ha sido algo especial para mí y soy conocido por las pocas entrevistas que concedo. Por favor, comprendan que esta pauta continuará”, decía también el comunicado, que terminó siendo el último mensaje el cantante dio a la prensa y a sus fans.
Playback con Montserrat Caballé
Su última actuación en directo fue junto a Monserrat Caballé para interpretar el tema Barcelona en un festival de la Ciudad Condal celebrado el 8 de octubre de 1988. Y ni siquiera la voz le acompañaba por entonces porque tuvo que recurrir al playback.
Su último videoclip sí lo grabó pocos meses antes de morir. Para salir ante la cámara en el tema These are days of our lifes, Mercury impuso que fuese grabado en blanco y negro para que disimulase mejor su palidez y delgadez. Y fueron necesarias muchas capas de maquillaje para ocultar las marcas que el sida estaba dejando en su piel.
Mucho antes, en 1987 el cantante supo que era seropositivo tras realizarse unos análisis después de que dos de sus amantes muriesen de SIDA. Pero no fue hasta que la enfermedad le estaba consumiendo y destrozando con fuertes dolores, cuando el artista decidió confesarla.
El 21 de noviembre, dos días antes del anuncio oficial, Freddie Mercury pidió a Jim Beach que redactase un comunicado. Esa noche, Elton John y Dave Clark, amigos íntimos del cantante, visitaron al artista, que ya solo aguantaba con vida ayudado por la morfina.
Horas después, moría en compañía de su novio, Jim Hutton. Desde ese momento, Freddie Mercury se convirtió en un símbolo y un referente de la crueldad que fue el sida desde los años 80 y 90 hasta hoy.