Don Chente tuvo el adiós público que siempre deseó en vida y la Dinastía Fernández demostró cómo se debe hacer un servicio fúnebre a una gran figura artística como lo fue, lo es y será por siempre Vicente Fernández.
Con dignidad, con clase y sobre todo, con el calor y los aplausos de su gente, así fue como el Charro de Huentitán fue despedido de este mundo y por sus dos grandes amores: su familia y su público.
El Rey de las Rancheras fue despedido como tenía que ser. La parte pública de sus exequias terminó esta tarde con una hermosa y emotiva misa oficiada por el capellán Oscar Sánchez Barba, acompañado por su Mariachi Azteca, en presencia de su viuda, sus hijos, nietos y las personas más cercanas a su entorno familiar y amigos como Pedro Fernández, Edith Márquez, Pepe Aguilar, su esposa y sus hijos, además del boxeador Julio César Chávez, entre otras celebridades.
A ellos se sumaron miles de seguidores que llenaron la Arena VFG para orar, cantar, aplaudir y agradecer la presencia de la música de Chente en sus vidas. Y si bien las horas de homenaje y vigilia fueron intensas, además de dolorosas, también es cierto que fueron indicutiblemente hermosas.
El féretro de Vicente Fernández había llegado a la Arena el domingo en la tarde, horas después de que se dio a conocer su fallecimiento a las 6.15 am hora del Este. Antes había pasado por la funeraria, donde fue preparado y embasamado por su funeral. Hora tras hora, sus fanáticos hicieron guardia en la capilla ardiente en la que se había transformado el escenario de la arena.
La familia Fernández había informado que el entierro sería mañana martes, pero el agotamiento de la viuda, Doña Cuquita, requirió que se adelantara el proceso. No era para menos, la compañera de Don Chente por casi 60 años casi no se despegó de su lado durante su última hospitalización de 128 días y tampoco lo haría en las últimas horas que el cuerpo permaneciera ante la vista de su gente.
Doña Refugio había cerrado el evento con estas palabras: “A toda la gente que está aquí. A todas las personas que nos están viendo que mandaron mensajes, hicieron misas, rezaron por él, les doy las gracias y bendiciones con todo mi corazón. Les doy las gracias y que Dios los cuide a todos”.
Antes que Doña Cuquita Alejandro Fernández, el hijo menor de Don Chente, fue quien tomó la palabra. Alejandro parece haber sido el descendiente de la Dinastía Fernández que ha recibido la antorcha del liderazgo familiar, al menos públicamente. Tras agradecer a la gente que apoyó a su papá en vida pidió “un fuerte aplauso a los doctores que estuvieron atendiendo a mi padre y que estuvieron con él hasta el final para tratar de que estuviera aquí con nosotros”, dijo El Potrillo. “Viva Vicente para siempre. Un aplauso por favor para mi madre”, agregó emotivamente.
Luego, Alejandro y su mamá besaron el ataúd. Gerardo, Vicente y Alejandra saludaron al público. Los hermanos se tocaron dando apoyo, se abrazaron. La urna fue cargada por los hombres Fernández hacia una carroza fúnebre y de allí partió hacia la parte privada del rancho Los tres potrillos, donde el artista fue enterrado en una ceremonia a la que las cámaras de video ni de fotografía no tuvieron acceso.