El Presidente, Joe Biden, y su fiscal general, Merrick Garland, anunciaron el jueves medidas limitadas para abordar la violencia relacionada con las armas en Estados Unidos, en lo que la Casa Blanca dijo era un primer paso para frenar los tiroteos masivos, el derramamiento de sangre en las comunidades y los suicidios.
Las nuevas medidas incluyen planes para que el Departamento de Justicia tome medidas enérgicas contra las "armas fantasma" y someta a las "abrazaderas estabilizadoras" (que convierten las pistolas en rifles) a registro bajo la Ley Nacional de Armas de Fuego.
Biden dijo que también le pedirá a la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos que publique un informe anual sobre el tráfico de armas de fuego en el país, y que facilite que los estados adopten leyes de "alerta" que identifiquen a las personas que posean pistolas y que sean consideradas de riesgo.
"Hoy estamos tomando medidas para enfrentar no sólo la crisis de las armas, sino lo que en realidad es una crisis de salud pública", dijo Biden, desde el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, ante una audiencia llena de familiares de víctimas de violencia armada. También se refirió a otro tiroteo masivo en Carolina del Sur esta semana.
"Por el amor de Dios, es una epidemia y tiene que detenerse", agregó.
Las medidas que Biden dio a conocer no cumplen con todas sus promesas de campaña y no son legislativas. La Casa Blanca dice que el presidente seguirá insistiendo para que el Congreso tome medidas más agresivas.
El control de armas es un tema divisivo en Estados Unidos, que ha experimentado una cantidad significativa de tiroteos masivos mortales en escuelas y otros lugares públicos durante décadas.
La Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos protege el derecho a portar armas.