La justicia francesa otorgó un año de prisión a Valérie Bacot, de 40 años de edad, por disparar y matar a su esposo, sin embargo el veredicto le permitió quedar en libertad por la condena de prisión preventiva que ya había cumplido en 2017.

Bacot nunca negó haber cometido el delito en 2016 contra Daniel Polette, de 61 años, en un acto desesperado por la tortura sexual, física y psicológica a la que la sometió desde que tenía 12 años de edad.

Antes de ser su pareja, Polette había sido su padrastro, periodo en el que comenzaron las violaciones y por las que fue sentenciado a dos años de prisión. Al cumplir su condena, Polette regresó con la madre de Bacot y las agresiones continuaron hasta que quedó embarazada a los 17 años y la echaron de su casa. Entonces comenzó a vivir con Polette.

Pronto él tomó el control total sobre su vida, no le permitía trabajar ni usar anticonceptivos. En 2002 cuando se retiró de su empleo como conductor de camiones, la obligó a prostituirse, hasta que en 2016 luego de una pelea violenta, terminó disparándole al hombre.

En su libro bestseller titulado “Todos sabían”, Bacot detalló que lo enterró en un bosque con la ayuda de dos de sus cuatro hijos.

"Sí, lo maté, pero si no lo hubiera hecho, mis hijos lo habrían hecho", declaró.

El psicólogo que examinó a Bacot manifestó en el juicio que la necesidad de proteger a sus hijos fue clave en el ataque, pues esta temía que Polette agrediera a su hija de 14 años y la obligara a prostituirse también.

En Francia, solo este año 55 mujeres han sido asesinadas por sus parejas actuales o previas.