Durante cuatro años, Islandia implementó de forma experimental una iniciativa de dar a miles de trabajadores una semana laboral reducida a cuatro días, que ha calificado con un “éxito abrumador” y que se tradujo en el incremento del bienestar y productividad, de acuerdo al análisis del proyecto publicado por la Asociación de expertos para la Sustentabilidad y Democracia en Islandia (Alda) y The Autonomy.
Esta ha sido la mayor prueba realizada a nivel mundial para calibrar los efectos de una semana laboral más corta.
En el proyecto se involucraron 2,500 trabajadores de diferentes sectores, como hospitales, oficinas, escuelas, entre otros, quienes fueron transferidos de una semana laboral de 40 horas a una semana reducida de 35 o 36 horas sin una reducción en su salario.
En los resultados del piloto, los trabajadores reportaron sentirse menos estresados y manifestaron que su salud y el balance de su vida personal y laboral mejoró. Los investigadores también señalaron que la productividad se mantuvo igual o se incrementó en la mayoría de los lugares de trabajo.
Will Stronge, director del estudio en Autonomy, comentó que "la prueba más grande del mundo de recorte de la semana laboral en el sector público fue, en todos los sentidos, un éxito abrumador.