El número de fallecidos podría aumentar hasta 98, lejos de los más de 140 que se contemplaron inicialmente. Surfside empieza a dar vuelta a la página y a mirar como se repone de la peor tragedia en su historia.

Pasado el momento del estrés inicial, la comunidad del sur de la Florida empieza a ver cómo seguir adelante tras la tragedia de Surfside.

La torre sur Champlain se desplomó el pasado el pasado 24 de junio a la 1 y media de la mañana. Hasta el día de hoy, 96 personas han sido confirmadas muertas en la tragedia, y posiblemente dos más se encuentren desaparecidas.

Pero como en todo accidente, las primeras horas y hasta los primeros días son de confusión e incertidumbre. Las autoridades no estaban preparadas para una tragedia de estas dimensiones, y definitivamente la comunidad tampoco lo estaba. El pánico se apoderó de todos y creó confusión.

En un primer momento, y por semanas, se hablaba de más de 140 desaparecidos que en un punto se estimaron todos muertos. Hoy sabemos que el saldo máximo pudiera ser de 98 personas fallecidas. ¿Cómo pudo haber un cálculo tan erróneo?

“La información era muy fluida en un primer momento, y debimos atender a todas las llamadas con dudas al 311”, decía la alcaldesa del condado de Miami-Dade, Daniella Levine Cava.

Nadie sabía a ciencia cierta cuántas personas se encontraban dentro de los 55 apartamentos que desaparecieron con el derrumbe. Entonces las autoridades dispusieron una línea de emergencias, el 311, a la que podía llamar todo aquel que creyera que tenía un conocido viviendo allí. Así fue como la lista creció exponencialmente.

Cuentan quienes atendían esas llamadas que con la desesperación aparecían todo tipo de denuncias. Alguien llamó diciendo que conocía un joven de manera virtual porque jugaban videojuegos en línea todas las noche, que sabía que vivía en la playa y que no lo había visto conectado en tres días, con lo cual asumía que había quedado bajo los escombros. Esa persona inmediatamente entró en la lista de desaparecidos, y poco a poco la policía fue determinando si efectivamente esto era lo que había ocurrido o si nada tenía que ver dicha persona con la torre Champlain.

Como ese caso hubo muchos, al punto de que en esta última semana, cuando se recolectaron los últimos escombros, es que la lista de desaparecidos se redujo dramáticamente. Aún quedan dos personas desaparecidas, que se sabe estaban allí, pero que no pueden confirmarse como fallecidos porque su identidad aún no ha podido ser comprobada a través de pruebas de ADN.

Y es que con el correr de los días, las pruebas de ADN se hacen más complicadas. Desde la morgue de Miami-Dade han confirmado que a casi un mes de la tragedia, son pocos los tejidos que continúan siendo útiles para pruebas. En este punto lo que han encontrado son huesos. Durante diez días se había mantenido la esperanza de encontrar personas con vida. Hoy ya todos han aceptado que las 98 personas desaparecidas fallecieron.

“Es tan inquietante para todos nosotros porque ya ha acabado y no pudimos sacar a nadie. Debo decir que no dejamos nada sobre la mesa. Hicimos todo lo posible y todos pusieron su corazón y su alma en salvar a las personas, si pudieran haber sido salvadas”, afirmaba entre lagrimas Charles Burkett, alcalde de Surfside.

Mientras se termina de establecer el número de víctimas fatales de esta tragedia, llega el momento de pensar en las reparaciones económicas para las víctimas y sus familiares.

Donde estaba el edificio hoy hay un terreno baldío, que en Miami-Dade, frente a la playa, tiene un valor que superaría los 100 millones de dólares. El seguro ya se sabe que entregará 50 millones de dólares.

Hasta el momento hay 34 demandas judiciales abiertas, pero se espera que surjan muchas más. No todos esperan lo mismo. Algunos quieren el dinero y marcharse, otros quieren reconstruir sus hogares en el mismo lugar. La decisión seguramente tardará años.

En el medio, de a poco la comunidad empieza a ponerse de pie. El centro comunitario de Surfside, que ofició de lugar de reunión para familiares de víctimas durante todo este mes, abrió nuevamente esta semana sus puertas para que los niños vayan a jugar. Entre las lagrimas que aún se derraman en Surfside, de a poco, a través de los niños se vuelven a escuchar algunas risas.