Martes, 03 Agosto 2021 21:20

Variante Delta su peligrosidad e inmunidad

Expertos en epidemiología advierten que el aumento de casos de la cepa originada en India puede ser una quimera en el corto plazo.

La propagación de la variante Delta del coronavirus ha hecho que el umbral de inmunidad de rebaño supere con creces el 80% y se acerque potencialmente al 90%, según una sesión informativa de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América celebrada el martes en los Estados Unidos.

Esto representa una vara “mucho más alta” que las estimaciones anteriores del 60% al 70%, porque Delta es el doble de transmisible, dijo Richard Franco, profesor adjunto de la Universidad de Alabama, en Birmingham. “Cada vez está más claro que se trata de un virus muy peligroso, mucho más peligroso que el original”, dijo Franco.

La inmunidad de rebaño se basa en la idea de que cuando un determinado porcentaje de la población se ha vacunado contra el virus o adquiere inmunidad por una infección previa, ayuda a proteger a la población en general y a reducir la transmisión.

Según los datos de los CDC, casi el 60% de los estadounidenses han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus, y alrededor del 50% se han vacunado completamente, lo que representa unos 165 millones de individuos. Por su parte, unos 35 millones de personas en EEUU han dado positivo en las pruebas de detección del virus en el transcurso de la pandemia.

En ese sentido, este martes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reiteró un concepto que viene repitiendo desde hace varias semanas: “Tenemos una pandemia de los no vacunados”.

La inmunidad de rebaño (también llamada inmunidad de grupo o inmunidad colectiva) es la protección indirecta contra una enfermedad infecciosa que se consigue cuando una población se vuelve inmune. Con la vacunación completa contra el COVID-19 se busca reducir casos graves y muertes, y alcanzar la inmunidad de rebaño para reducir la circulación del coronavirus y controlar la pandemia.

A más de un año y medio del inicio de la pandemia, solo el 14,7% de la humanidad ya accedió al esquema completo de vacunación contra el COVID-19. Esa limitación en el acceso a las vacunas y la aparición de variantes como Delta impedirá que la inmunidad de rebaño se alcance en el corto plazo, según advierten expertos en epidemiología y virología.

El año pasado, se calculó el 70% de población mundial debía estar vacunada para alcanzar la inmunidad de rebaño. Sin embargo, la emergencia de las variantes de preocupación han llevado a los investigadores a considerar que se necesitará una proporción mayor de inmunizados completamente. Tras las demoras en la aplicación de las vacunas (en los países con menos ingresos, sólo el 1,1% accedió al menos a una dosis), el coronavirus se siguió propagando por el mundo y se aumentaron las chances para que surjan diferentes variantes.

La variante Delta del coronavirus ya fue detectada en 132 países de 5 de las seis regiones del mundo. Avanza principalmente en las personas que aún no se vacunaron. Esta combinación de factores llevará a postergar el alcance de la inmunidad de rebaño. Andrew Noymer, epidemiólogo de la Universidad de California en Irvine, Estados Unidos, dijo a la revista British Medical Journal que las vacunas reducen el riesgo de hospitalización por COVID-19 aunque las personas se contagien la variante Delta.

“Si los vacunados pueden infectarse y, según creemos por otros estudios, propagar potencialmente el coronavirus, entonces la inmunidad de rebaño se convierte más en un espejismo que en un oasis”, afirmó el doctor Noymer.

El porcentaje de personas que deben ser inmunes para conseguir la inmunidad colectiva varía en cada enfermedad. Por ejemplo, para lograr la inmunidad colectiva contra el sarampión es necesario vacunar aproximadamente al 95% de una población. El otro 5% estará protegido porque el sarampión no se propagará entre las personas vacunadas. En el caso de la poliomielitis, el umbral es aproximadamente del 80%.

En el caso del COVID-19, aún no se sabe exactamente cuál puede ser la nueva cifra de la inmunidad de rebaño, pero ya hay expertos que la ubican alrededor del 90%. Esa proporción obligaría a incluir a la población infantil en el acceso a las vacunas. El concepto de la inmunidad de rebaño se basa en que cuando un suficiente número de población es inmune, el virus se queda sin capacidad de propagarse.

En diálogo con Infobae, Rodrigo Quiroga, investigador del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba, consideró que “la inmunidad de rebaño será difícil de alcanzar pronto si no se vacuna a la población infantil. Si se tiene en cuenta la altísima contagiosidad de la variante Delta, se requeriría vacunar al 95% de la población para alcanzarla. Adicionalmente, podría ser necesario tomar otros recaudos como evitar los encuentros masivos”.

Según un informe del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, cada persona puede infectar a otras nueve si se infecta con la variante Delta. Esto significa que el contagio es entre tres y cuatro veces más de lo que se calculó en un principio. Por eso, se cambia el porcentaje de población vacunada que se necesita para alcanzar la inmunidad de rebaño. Si al principio se hablaba de un 70%, ahora se dan por superado ese umbral, y los que llegan a concretar lo suben a alrededor del 90% o más.

De acuerdo con el epidemiólogo español Javier del Águila al ser un virus respiratorio con transmisibilidad tan alta, harían falta unas tasas de cobertura cercanas al 95% para alcanzar la inmunidad de rebaño. “Esto es algo muy difícil, incluso en países como España, donde la reticencia a la vacunación es muy baja”, alertó el experto.

En tanto, José Jiménez, investigador del Departamento de Enfermedades Infecciosas del King’s College de Londres, consideró que la inmunidad de rebaño por la vacunación podría implicar porcentajes diferentes según los diversos países. “El mejor mensaje que podemos dar es el de vacunar todo lo posible sin fijarnos ningún porcentaje como meta”, afirmó.

Otra posibilidad es -según Miguel Hernán, catedrático de Epidemiología de la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos- que el coronavirus se convierta en endémico, como sucede con otros patógenos. como el de los resfríos. “Posiblemente, en su día fueron una pandemia y hoy no se hace una vigilancia epidemiológica de ellos porque no es necesario”, sostuvo.

Para llegar a porcentajes del 95% como el que describe Del Águila sería imprescindible vacunar también a los niños. Sin embargo, aún no todos los países están de acuerdo con inmunizar a la población infantil. El Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI) que asesora al gobierno del Reino Unido aclaró en julio que “los beneficios para la salud en esta población son pequeños y los beneficios para la población en general son muy inciertos”. Los expertos consideraron que “los beneficios para la salud de la vacunación universal en niños y jóvenes menores de 18 años no superan los riesgos potenciales”.

Se han planteado diferencias entre los países desarrollados y en desarrollo. Algunos como Israel, que comenzó como líder mundial, lleva semanas estancado en alrededor de un 60% de personas con el esquema completo de vacunación. Estados Unidos ya vacunó con el esquema completo al 60,4% de la población mayor de 18 años. En cambio, para los países en desarrollo, la vacunación está rezagada y la inmunidad de grupo es una quimera.

“Mientras el virus circule por el mundo, tendrá más capacidad de mutar, y cuanto más lo haga, más posibilidades de escaparse a las vacunas”, señaló Del Águila. Al seguir circulando, continuarán las chances de que aparezcan más variantes de preocupación, y esta situación podría volver a generar rebrotes en países con alta tasa de vacunación.

Los embajadores de la OMS para la pandemia hicieron un llamado de atención a los líderes políticos del mundo días atrás. Proponen que se vacune al menos al 10% de la población de cada país en septiembre, y un “impulso hasta diciembre” para vacunar al 40% a finales de 2021. “Alcanzar el objetivo de septiembre significa que hay que vacunar a 250 millones de personas más en los países de ingresos bajos y medios en sólo cuatro meses, dando prioridad a todos los trabajadores sanitarios y a los grupos de mayor riesgo para salvar vidas”, sostuvieron.

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