Por lo general, los Juegos Olímpicos son alcanzados por asuntos políticos y sociales hasta convertirse en el escenario para que deportistas alcen la voz por causas justas o que las naciones lleven sus pugnas políticas hasta el terreno deportivo. Tokio 2020 no ha sido la excepción y ahora la atleta de Bielorrusia Kristina Tsimanuskaya ha protagonizado un caso de denuncia en contra del gobierno de Aleksandr Lukashenko.
Durante y después de las elecciones de 2020, las protestas en Bielorrusia contra Aleksandr Lukashenko, quien lleva más de 20 años en el poder, han cobrado fuerza en exigencia a que el presidente dé paso a la alternancia.
Esta tensión política de alguna manera llegó hasta Japón, donde la atleta, especializada en los 200 metros planos, pidió ayuda al gobierno nipón y al de Polonia para no regresar a Bielorrusia, donde teme por su seguridad.
Tsimanuskaya denunció esta situación y,¿cuál fue la respuesta? Bielorrusia intentó que regresara al país en contra de su voluntad —de hecho, la atleta acusó que la delegación compró un boleto y la llevó como fuera al aeropuerto.
Ya estando en el aeropuerto, Kristina pidió la intervención de las autoridades japonesas y, más tarde, el apoyo de Polonia. Por su parte, Japón respondió de manera positiva al llamado de la atleta, quien en una conferencia de prensa dijo que su caso no estaba relacionado con una cuestión de estado emocional o médico.
El mayor temor de Kristina Tsimanuskaya era regresar a Bielorrusia y ser detenida por haber denunciado este caso.
¿Qué hay de Polonia? Este 2 de agosto, Marcin Przydacz, ministro de Exteriores, informó que Kristina Tsimanuskaya ya tiene una visa humanitaria y que ella podrá seguir su carrera en Polonia.
Mientras eso sucede, de acuerdo con el colectivo Voices from Belarus, el esposo de Kristina y su hijo viajaron a Kiev, Ucrania, por temor a represalias —aunque, según el colectivo, la policía bielorrusia no ha tardado en responder y se lanzó a casa de la familia de Kristina.Así las cosas en Bielorrusia y —en temas político o sociales— en Tokio, donde el pesista Julius Ssekitoleko desertó del equipo de Uganda con el objetivo de quedarse a chambear en Japón y no volver a su país, luego de no pasar los protocolos del ranking internacional olímpico.