El Gobierno de Estados Unidos requerirá vacunas contra el COVID-19 a los solicitantes de la residencia permanente y de otros tipos de visas como las de refugio a partir del 1 de octubre, anunciaron hoy los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
“La vacuna contra el COVID-19 ahora cumple con los criterios de vacunación para los solicitantes de estatus de refugiado o inmigrante”, indicaron los CDC en un comunicado.
Añadieron que a partir del 1 de octubre de 2021 todos los solicitantes estarán obligados a aplicarse la vacuna como parte de los requisitos médicos que exigen las autoridades de inmigración, y se les recomienda que completen las inmunizaciones contra la COVID-19 lo antes posible.
Si la vacuna contra el COVID-19 que el solicitantes se aplica es una serie de dos dosis, ambas dosis deben estar documentadas, indicaron los CDC.
La regla excluye a los niños solicitantes de visa de inmigrante, para quienes no se recomiendan las vacunas contra el COVID-19 debido a su edad, y a las personas que por motivos de salud no pueden recibir la vacuna.
También estarán exentos los solicitantes de residencia permanente de países donde las vacunas contra el COVID-19 “no están disponibles”.
“Si la vacuna está disponible pero debido a un suministro limitado en los países de origen, y esto causa un retraso significativo para que el solicitante reciba su vacuna, entonces esta situación también se consideraría como ‘no disponible de manera rutinaria’”, expuso el texto.
Además se considerarán exenciones para solicitantes con objeciones religiosas o morales para recibir la vacuna.
El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) y el Departamento de Estado tomarán decisiones sobre dichos solicitantes de forma individual.
Pero los solicitantes que simplemente rechacen la vacuna sin razón serán considerados inadmisibles.
Por otra parte, el Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció el miércoles que todas sus tropas deberán vacunarse contra el coronavirus, según un memorando firmado por el secretario de Defensa, Lloyd Austin.
“La vacunación obligatoria contra el COVID-19 es necesaria para proteger la seguridad de nuestros miembros del servicio y nuestra fuerza”, anunció el secretario de Prensa del Pentágono, John Kirby, en rueda de prensa, antes de compartir la información en redes sociales.
Austin dijo que la decisión fue tomada luego de una cuidadosa consulta con las autoridades sanitarias, en este caso la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) y con el presidente Joe Biden.
Hasta el 18 de agosto, más de un millón de soldados en servicio activo de la Guardia Nacional y la Reserva estaban vacunados plenamente y casi 245.000 más habían recibido una dosis, informó la agencia AP tras consultar a la cartera de Defensa.
A finales de julio, Biden dio instrucciones a los militares para preparar un plan que exija a las tropas recibir la vacuna como parte de la campaña para generalizar la inoculación en la fuerza laboral federal. Esto refleja decisiones similares de gobiernos y empresas de todo el mundo, a medida que las naciones luchan con la variante Delta que es más contagiosa y ha provocado nuevos casos, hospitalizaciones y muertes en Estados Unidos a niveles no vistos desde los picos del invierno pasado.