En la actualidad, el mundo enfrenta grandes cantidades de casos de COVID-19, altas tasas de mortalidad y retrocesos en el desarrollo debido a la pandemia. Las vacunas parecen ser la mejor inversión disponible en este momento. El acceso es un objetivo alcanzable, pero es necesario adoptar medidas urgentes.
La semana pasada, el Grupo de Trabajo de Líderes Multilaterales sobre Vacunas, Tratamientos y Diagnósticos relacionados con la COVID-19 emitió su cuarta declaración conjunta (i), aunando los esfuerzos de la directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala; la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva; el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, y yo mismo, y de nuestras cuatro organizaciones. Juntos, instamos a lograr mayores avances en la distribución de las vacunas en los países en desarrollo, especialmente en África, y abogamos por medidas específicas de los Gobiernos y los fabricantes de vacunas.
El Grupo de Trabajo monitorea las brechas en el financiamiento, la producción, el envío, la venta, las cadenas de suministro y la distribución a nivel de los países para apoyar soluciones más rápidas y específicas. Nuestros datos, que se encuentran a disposición del público en el sitio web (i) del Grupo de Trabajo, indican que se producirán miles de millones de dosis de vacunas sólo en lo que resta de 2021, dando esperanza de que las brechas en la vacunación se reduzcan significativamente si actuamos ahora.
Según estimaciones actuales, los países en desarrollo necesitan casi 2000 millones de dosis más para alcanzar la meta provisional de vacunar al 40 % de su población para fines de 2021, casi 4000 millones de dosis más para vacunar al 60 % de su población a mediados de 2022, y casi 5000 millones de dosis más para vacunar al 70 % de su población a estas alturas del año próximo. Estas necesidades de dosis podrían aumentar dependiendo de cómo evolucione la variante delta, como ya lo estamos observando en África.
Abordar el problema del suministro de vacunas puede salvar millones de vidas más, pero ello sólo será posible gracias a la cooperación de las economías avanzadas que han adquirido por adelantado dosis excedentes, los países que están produciendo vacunas y los fabricantes de vacunas.
En nuestra reciente reunión con fabricantes, reconocimos y elogiamos el ingenio de los inventores y desarrolladores de vacunas y sus esfuerzos por producir en grandes cantidades. También les pedimos que compartan información detallada sobre los envíos y entregas de vacunas previstos para que los países puedan prepararse para la distribución de estas.
El Grupo de Trabajo ha abogado por la adopción de medidas en ocho esferas para acelerar la entrega de vacunas a los países en desarrollo.
En primer lugar, los países que tienen excedentes de dosis pueden respaldar los esfuerzos mundiales mediante i) el intercambio de sus calendarios de entrega a corto plazo, ii) la liberación de las dosis excedentes de los contratos y opciones, y iii) el cumplimiento de sus promesas de donaciones. En este contexto, el Fondo Africano para la Adquisición de Vacunas (AVAT) tiene una demanda urgente de dosis de vacunas monodosis durante el resto de 2021. El Grupo de Trabajo abogó por que los países con altas tasas de vacunación cambien de lugar en la fila y acepten una fecha posterior de entrega para que las vacunas puedan entregarse a las personas de los países en desarrollo en el corto plazo. Recibimos con beneplácito el anuncio de la Unión Europea de que devolverá millones de dosis de vacunas J&J para que se envíen a África. También elogiamos el reciente anuncio de Estados Unidos de que comprará cientos de millones de dosis para donarlas a diferentes países del mundo. Los datos de nuestro Grupo de Trabajo indican que se están comenzando a producir avances en la entrega de las dosis donadas: hace un mes, la proporción de dosis comprometidas que se enviaron a los países en desarrollo aumentó del 10 % al 12 %. Aun así, se deben distribuir cientos de millones más de dosis donadas.
En segundo lugar, las empresas fabricantes deben priorizar y cumplir sus contratos con COVAX y AVAT. También deben proporcionar datos sobre los calendarios de distribución mensuales de todos los envíos de vacunas, especialmente los envíos de COVAX y AVAT, de modo que las dosis puedan repartirse, de manera transparente, a los países que más las necesitan, en particular los países de ingreso bajo y de ingreso mediano bajo.
En tercer lugar, reconocemos que los fabricantes de vacunas necesitan tener una mayor seguridad en la demanda. Con este fin, el Grupo de Trabajo ha pedido a los Gobiernos que clarifiquen a la brevedad sus estrategias de priorización y sus decisiones sobre el uso y la dosificación de los refuerzos, ya que estas medidas tendrán importantes consecuencias en la disponibilidad de dosis adicionales para los países en desarrollo. En conjunto, se necesita mayor certeza y previsibilidad en la demanda para permitir la producción y la distribución de las dosis requeridas. La demanda mancomunada puede ayudar a generar mayor certidumbre, predictibilidad y ventajas en términos de costos para los compradores.
En cuarto lugar, los países deben reducir de manera urgente sus restricciones a las exportaciones, los elevados aranceles y los obstáculos aduaneros relativos a las vacunas contra la COVID-19 y a las materias primas y los suministros necesarios para la producción y distribución oportuna de dichas vacunas.
En quinto lugar, es necesario simplificar y armonizar las regulaciones. Las autoridades reguladoras en todo el mundo deberían lograr coherencia normativa y estandarización en la aprobación de las vacunas.
En sexto lugar, hemos pedido a los donantes que aborden los déficits de financiamiento. El Banco Mundial ha puesto a disposición USD 20 000 millones en financiamiento para vacunas hasta fines de 2022, recursos que los países pueden utilizar inmediatamente para adquirir vacunas y solucionar las deficiencias en la distribución. También hemos movilizado hasta la fecha USD 7500 millones en financiamiento para ayudar a los países a acceder a otras herramientas sanitarias que les permitan enfrentar la COVID-19, tales como kits de pruebas, oxígeno y equipos de protección personal. De ahora en adelante, esta es una importante área de interés para el Grupo de Trabajo.
En séptimo lugar, los países deben tener la capacidad de distribución que necesitan. A través de operaciones de financiamiento para vacunas, el Banco Mundial ya está ayudando a 54 países no solo en el área de las adquisiciones, sino también a abordar las deficiencias en la distribución, y esto incluye ampliar la capacidad de almacenamiento y de las cadenas de frío, capacitar a los trabajadores sanitarios, generar confianza en los programas de vacunación mediante la participación de los ciudadanos y la comunidad, y mejorar los datos y los sistemas de seguimiento de la distribución de las vacunas. Al mismo tiempo, es fundamental obtener mejor información sobre los calendarios de entrega, en particular en el caso de las dosis donadas, para garantizar que los países puedan prepararse para su distribución. La semana pasada, las autoridades etíopes, por ejemplo, tuvieron que rechazar donaciones de dosis porque no se les había avisado con suficiente antelación, y las vacunas que se les habían asignado tenían fechas de caducidad breves. En la República Democrática del Congo se produjo una situación similar hace dos semanas.
En octavo lugar, es necesario realizar esfuerzos para aumentar la producción de vacunas, diagnósticos y tratamientos a nivel mundial con el fin de acelerar la distribución equitativa de recursos que salvan vidas en los países en desarrollo. Además del financiamiento para vacunas y el apoyo a los sistemas de salud de los países, el Grupo Banco Mundial, a través de la Corporación Financiera Internacional, también respalda los esfuerzos para mejorar la capacidad y las competencias en el sector manufacturero de los países en desarrollo. En esta área, observamos avances iniciales en Sudáfrica, Rwanda y Senegal. Con el apoyo de la Plataforma Mundial para la Salud de IFC, por valor de USD 4000 millones, nos basamos en esta experiencia para impulsar una capacidad manufacturera más diversificada.
Es urgente actuar ahora para acelerar el suministro y la distribución de las vacunas en todos los países en desarrollo, de modo que podamos poner fin a esta pandemia mundial.