El Papa Francisco ha puesto en marcha un proceso consultivo mundial de dos años que, según algunos, es el intento más ambicioso de reforma católica en décadas.
Se tratará de hablar con todas las parroquias católicas del mundo sobre la futura dirección de la Iglesia.
Es probable que se planteen cuestiones como la ordenación de mujeres, los sacerdotes casados y las relaciones entre personas del mismo sexo.