Australia cerró de golpe sus fronteras internacionales hace 18 meses, prohibiendo a los turistas extranjeros y a sus propios ciudadanos salir o ingresar al país. Las estrictas normas de viaje dejaron a miles de australianos y residentes permanentes sin la posibilidad de ver a sus familiares y los mantuvieron alejados de eventos importantes, como bodas y funerales.
El aeropuerto internacional de Sídney se colmó de flores, gritos emotivos y lágrimas de felicidad tras los primeros arribos a la terminal aérea. Este lunes, Australia reabrió sus fronteras tras casi 600 días de cierre consecuencia de la pandemia.
Por ahora, los viajes se limitan inicialmente a los ciudadanos australianos, los residentes permanentes y sus familiares directos. Por ahora los turistas internacionales tendrán que esperar, a excepción de los provenientes del vecino Nueva Zelanda, que pueden ingresar también dando pruebas de un esquema de vacunación completo.