Uno de los primeros en reaccionar fue el presidente de EE.UU. Joe Biden, quien a través de un comunicado, criticó lo que llamó "las elecciones falsas de Nicaragua", calificando la reelección del presidente Daniel Ortega como "una elección pantomima que no fue ni libre ni justa, y ciertamente no democrática".

Varios posibles candidatos de la oposición fueron arrestados en el período previo a las elecciones, lo que ha sido calificado de "farsa" por varios gobiernos y organizaciones extranjeros, incluida Amnistía Internacional.

Además de Ortega, otros cinco candidatos presidenciales fueron incluidos en la votación final el domingo, pero ninguno de ellos es visto como un fuerte retador.

"El encarcelamiento arbitrario de casi 40 figuras de la oposición desde mayo, incluidos siete posibles candidatos presidenciales, y el bloqueo de la participación de los partidos políticos manipularon el resultado mucho antes del día de las elecciones", escribió Biden el domingo.

“Cerraron medios independientes, encerraron a periodistas y miembros del sector privado e intimidaron a las organizaciones de la sociedad civil para que cerraran sus puertas. Durante mucho tiempo impopulares y ahora sin un mandato democrático, la familia Ortega y Murillo ahora gobierna Nicaragua como autócratas, no diferente de la familia Somoza que Ortega y los sandinistas combatieron hace cuatro décadas”.

En el comunicado, Biden pide al régimen “que tome medidas inmediatas para restaurar la democracia en Nicaragua. Hasta entonces, Estados Unidos, en estrecha coordinación con otros miembros de la comunidad internacional, utilizará todas las herramientas diplomáticas y económicas a nuestra disposición para apoyar al pueblo de Nicaragua y responsabilizar al gobierno de Ortega-Murillo y a quienes facilitan sus abusos", añadió el presidente.

Por su parte, la Unión Europea también declaró ilegítimas las elecciones en Nicaragua, señalando que “La integridad del proceso electoral quedó anulada por el encarcelamiento, el acoso y la intimidación sistemáticos de precandidatos presidenciales”, Alto Representante, Josep Borrell.

En una declaración por escrito en nombre de los Veintisiete, el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, hizo un llamamiento a Ortega para que libere de forma "inmediata e incondicional" a todos los presos políticos y anule los procedimientos judiciales en su contra, "devuelva la soberanía de Nicaragua al pueblo nicaragüense", y no descartó adoptar restricciones que "puedan ir más allá" de las individuales.

Pese a que la UE "ha evitado cuidadosamente cualquier medida que pudiera potencialmente agravar las penurias del pueblo nicaragüense y se ha dirigido sistemáticamente solo a los responsables de los desarrollos antidemocráticos", considera en este momento "todos los instrumentos" a su "disposición para tomar medidas adicionales, incluidas aquellas que puedan ir más allá de las restricciones individuales", precisó.

El director de la División de las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco calificó las elecciones de Nicaragua como “una farsa”.

Vivanco resaltó que desde fines de mayo, el régimen ha detenido y procesado arbitrariamente a 39 críticos del gobierno, la mayoría de ellos por “traición a la patria”, incluidos 7 candidatos presidenciales.

A lo anterior, sumó que las elecciones se realizaron sin observadores internacionales y el régimen no permitió el ingreso de periodistas internacionales al país.

Lamentó que Ortega ejerza el control de todos los poderes, incluyendo la Asamblea Nacional, los tribunales y el Consejo Supremo Electoral.