Han pasado cinco años desde que se firmó el histórico acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, pero Blanca Bustamente sigue sin saber donde está su hijo. Cuando desapareció, hace mucho tiempo, dejó un inmenso vacío en el corazón de esta vecina de Puerto Berrío hoy sexagenaria. Sin tener donde llorar la pérdida de su hijo, como muchas otras mujeres de la zona adoptó un nicho del cementerio local en el que se había enterrado a otro desaparecido sin identificar. Desde entonces lo cuida y reza por el alma del fallecido:
- "Yo digo, yo lo cuido a él con la esperanza de que otra persona, no sé en donde, de pronto también este cuidando del mío", explica.
El caso de Blanca Bustamente es uno más en un país desangrado tras cinco décadas de guerra civil plagada de acciones violentas del ejército, las guerrillas, los grupos paramilitares y el narco. En sus años más oscuros, por el río Magdalena bajaban decenas de cadáveres a diario, con frecuencia descuartizados. Nadie sabía quienes eran y nadie se atrevía a preguntar:
- "Si uno encontraba los cadáveres por ahí bajando y uno le daba mucha lástima, pero tenía que dejarlos bajar porque donde usted los cogiera se metían en un problema más grande, pues no podía hacer nada, veía pierna, manos por ahí bajando, cuerpo sin cabeza y sin nada", recuerda un pescador de la zona llamado José Lupo Escobar.
Los acuerdos de paz permitieron la creación de una Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), el grupo ha prestado especial atención a la zona de Puerto Berrío, donde realiza una laboriosa toma muestras de ADN de los restos encontrados:
- "La particularidad de este territorio es que los cuerpos llegaron de otros lugares, que el río los trajo, pero que el río no puede decir de donde los trae, por eso tenemos un plan regional de búsqueda que conecta distintos puertos en distintos municipios que consideramos son los de donde han venido, pudieron haber sido lanzados los cuerpos", explica Luz Marina Monzón, directora de la UBPD.
En tres años, la unidad ha podido identificar y entregar 127 restos a familiares y allegados... Un gota de agua en el mar de dolor de un conflicto que dejó más de 260,000 muertos y 120,000 desaparecidos, la mayoría civiles.