La medida está destinada a contener los contagios de coronavirus ante la llegada de la Navidad, y podría ampliarse a toda la capital italiana en función de los resultados.

La ordenanza firmada en las últimas horas por alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, prevé la obligatoriedad de la mascarilla tanto en el eje comercial del centro de la capital, en la conocida vía del Corso, zona de compras habitual de romanos y turistas, así como en varias calles con tiendas muy concurridas del barrio de Patri, junto al Vaticano.

En esas zonas, identificadas por la Policía como las de mayor riesgo de contagios, se llevarán a cabo medidas extraordinarias de control, así como en otras áreas donde puedan producirse aglomeraciones, como mercadillos navideños, fiestas o exposiciones y donde también se exigirá la mascarilla.

La medida, que comenzará el próximo sábado y concluirá el 31 de diciembre a medianoche, excluye a los niños menores de 6 años, las personas con discapacidad y quienes estén practicando deporte.