El papa Francisco llegó este jueves a Chipre como parte de una visita apostólica de varios días que también lo llevará a Grecia, y el cual se enfocará en acercarse al drama de los refugiados y los migrantes, el diálogo interreligioso y la necesidad de construir la paz, entre otros asuntos.
En mensaje difundido horas atrás a través de la red social Twitter, el sumo pontífice había anunciado que viajaría “a Chipre y Grecia para visitar las queridas poblaciones de esos países ricos en historia, espiritualidad y civilización”.
Añadió que sería “un viaje a las fuentes de la fe apostólica y de la fraternidad entre cristianos de varias confesiones”.
De acuerdo con medios de prensa, se trata del trigésimo quinto viaje internacional de Francisco, quien sigue la ruta trazada por visitas de sus antecesores a Chipre (por Benedicto XVI, en 2010) y Grecia (por Juan Pablo II, en 2001), países de fuerte tradición cristiana ortodoxa.
Las restricciones sanitarias para contener la pandemia de Covid-19 configuraron un discreto recibimiento del papa en el aeropuerto de la segunda ciudad chipriota, Larnaca, donde fue recibido por el Nuncio Apostólico, monseñor Yllana, y representantes de la Cámara de Diputados.
Para el viernes se prevé que visite al arzobispo ortodoxo de Chipre, Su Beatitud Crisóstomo II, y luego se reúna con el Santo Sínodo. Horas más tarde oficiará misa en el estadio de Nicosia (capital).
Medios de prensa informan que el sábado Francisco partirá rumbo a la capital griega, Atenas, donde será recibido por las autoridades de la nación y luego se reunirá con el arzobispo de Atenas y toda Grecia, Su Beatitud Jerónimo II.
El próximo domingo el papa visitará la isla de Lesbos, donde ya estuvo en 2016, devenida puerta de ingreso a la Unión Europea de miles de inmigrantes que huyen de la pobreza y los conflictos armados, en su mayoría musulmanes.