Para los refugiados que ya están en Polonia llegar no ha sido fácil. Muchos describen su desesperada huida de la guerra en Ucrania como un infierno. Algo que se complica todavía más para los no ucranianos.
Fedy Ben Bahim, un joven tunecino que estudia medicina en Dnipro, describe el trato recibido en la frontera, tratando de cruzar a Polonia, como "absolutamente brutal". Asegura haber visto a gente "inconsciente, golpeada, incluso muerta". "Hay gente que sufre ataques al corazón porque está abarrotado y la gente trata de cruzar", explica.
"Los soldados ucranianos no han sabido manejar la situación. Pero es muy sencillo. No necesitas gritar y golpear a la gente... Usaron electricidad para asustarnos. No era necesario, somos humanos, podemos entenderlo", dice Ramy Ben Hamidouch, un joven argelino que trabajaba en Kiev.
"En el pueblo este que te decía que era un infierno (Shenyni), ni siquiera pudimos cargar los móviles, estábamos todos sin batería, completamente incomunicados, porque queríamos colocar el enchufe y nos decían que no, que no éramos ucranianos. Nos pedían para subirnos a un autobús hasta 500 euros por cabeza y aún así luego hablaban con los militares y no, y ni aún así, que solo ucranianos y... no sé, sentíamos como que no valíamos nada, bueno, de hecho era así, no valíamos nada si no éramos ucranianos, no había ningún tipo de ayuda sino todo obstáculos". (...) "Yo llegué a un punto, sinceramente, que ya hasta quería morir" (...) "Era una impotencia de no poder salir de un país en el que no quieres estar y que te lo impidan cuando encima hay guerra", cuenta Kevin Riofrío Maldonado, español que vivía en Kiev.
700,000 personas huyen de Ucrania
Según cifras del alto comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), 677,000 personas abandonaron Ucrania en los primeros cinco días de guerra. Más de la mitad han entrado en Polonia. El resto se reparten entre Hungría, Eslovaquia, Moldavia y Rumanía.