Son aproximadamente la mitad de los dos millones de personas que han huido de la invasión rusa. Con un pequeño equipaje, dejan atrás toda una vida:

Nataliya Grigoriyovna Levchinka es una refugiada procedente de Donetsk: "¿Qué se puede decir? En general, estoy como en un sueño terrible que no cesa. Estaría en una especie de abstracción si no fuera por mi hija. No sería capaz de recobrar el sentido común. Lo dejamos todo, mi familia, mis amigos, todo lo que vivimos, todo queda atrás".

"Me gustaría desear a las mujeres que se mantengan fuertes, que mantengan la cabeza fría y una forma de pensar sana. Es mejor salvar la vida y esperar un tiempo (a salvo). Las mujeres ucranianas son las más fuertes de espíritu, todo irá bien. Creemos en ello", asegura Katarina Pavlovna, procedente de Bajmut.

Las mujeres ucranianas han huido a menudo a Polonia, Moldavia o Rumanía acompañando a personas dependientes, ancianos o niños muy pequeños, asumiendo sobre sus hombros la responsabilidad de mantenerlos a flote. Un buen ejemplo es UIrina Okhrimenko, de 29 años que viene con su hijo Misha, de un año y medio, desde Kiev: "Estar con un bebé pequeño y huir de mi familia, de mi marido, de mi hermana y de mis padres, es muy duro, porque estoy sola aquí, y no tengo apoyo, porque mi familia sigue en Kiev, y sigue viviendo en la guerra".

Alina Rudakova, 19 años y huida de Melitopol no puede contener las lágrimas: "Este año, ni siquiera pensé en este día (el Día Internacional de la Mujer). Estos días fueron realmente horribles".