Mientras el ejército ruso cerca Kiev, sus habitantes intentan escapar muchos de ellos a pie durante las pocas horas de alto el fuego.
Moscú insiste en que abrirá corredores humanitarios, pero el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, denuncia la oferta como una trampa.
Zelenski explicó en un mensaje desde su despacho:"Mariúpol y Volnovaja siguen completamente bloqueadas. Aunque hemos hecho todo lo necesario para que el corredor humanitario funcione, las tropas rusas no han dejado de disparar. A pesar de todo ello, decidí enviar un convoy de camiones a Mariupol de todos modos con alimentos, agua y medicinas".
Los intensos bombardeos sobre la ciudad de Mariúpol dejaron las devastadoras imágenes de calles y edificios civiles blanco de proyectiles y de un ho spital destruido por la artillería rusa.
Moscú insiste en que el ataque es un montaje y niega toda responsabilidad a través del general Igor Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso:"La aviación rusa no llevó a cabo absolutamente ninguna misión para atacar objetivos en tierra en la zona de Mariúpol. El análisis de las declaraciones de los representantes del régimen nacionalista de Kiev y del material fotográfico del hospital no deja lugar a dudas. El ataque aéreo que supuestamente tuvo lugar es una provocación completamente escenificada para mantener el bombo antirruso para la audiencia occidental".
Estados Unidos ve indicios de crímenes de guerra, aseguró Ned Price, portavoz del Departamento de Estado:"Apoyamos completamente, los esfuerzos para documentar e investigar los informes de posibles crímenes de guerra en Ucrania. El hecho es que hemos visto informes muy creíbles de ataques deliberados contra civiles, que constituirían, según la Convención de Ginebra, un crimen de guerra."
Rusia ha asegurado que permitirá este viernes la salida de convoyes humanitarios desde varias ciudades ucranianas a condición de que se les notifique de antemano datos de los vehículos y de los funcionarios que les acompañarán.
Según las Naciones Unidas, el número de ucranianos que han huído del país desde el comienzo de la invasión de Rusa ha alcanzado los dos millones y medio.
Alrededor de dos tercios se han dirigido a Polonia y el resto a las vecinas Polonia, Hungría Rumania y Moldavia
