La ley de divorcios que China adoptó en 2020 ha reducido significativamente las separaciones legales de matrimonios en el país, según las experiencias de los últimos meses.
China comprobó los resultados aparentemente positivos de su nueva ley de divorcios, que pone como condición a las parejas que dejen pasar un período de “enfriamiento” de 30 días para luego ratificar o, en su caso, cancelar la separación.
Según datos publicados por la oficina de asuntos civiles de Wuhan, de las más de 3.096 solicitudes de divorcio que fueron recibidas en enero, apenas 1.309 de ellos terminaron con los trámites de separación conyugal después del plazo de 30 días que se suma a los 30 que dura el proceso de recepción de documentos.
Dicho de otro modo, aproximadamente el 58% de las parejas que inicialmente solicitaron el divorcio cambiaron de opinión y decidieron permanecer juntos durante su período de espera obligatorio.
Hubo 70 % menos divorcios
Según los funcionarios locales, la tasa de divorcios de Wuhan, en la provincia de Hubei, se redujo significativamente en los primeros tres meses de 2021, un 70 % menos que en la misma época del año anterior. Como explicó un oficial matrimonial en el distrito de Wuchang de la ciudad, la disminución se debió en gran parte a la creación del período de "reflexión" de un mes.
Otro factor fue la introducción de “programas de orientación psicológica” en las oficinas de divorcios, donde las parejas que buscaban separaciones debían completar un cuestionario en el que se preguntaba sobre sus problemas matrimoniales y hablar con un consejero.
En un caso típico citado por el oficial, una pareja emocional entró en su oficina, aparentemente decidida a obtener el divorcio. Pero después de una conversación con un consejero, quien les preguntó qué habían hecho para arreglar la relación, el esposo decidió cancelar el divorcio y trabajar más para salvar su matrimonio.
La política fue agregada a la constitución de China en mayo y según los legisladores la regla de “enfriamiento” de 30 días es una estrategia ante la alta tasa de divorcios en el país, haciendo imposible decidir impulsivamente y obligando a que las parejas reconsideren el rompimiento del matrimonio.