Las nuevas instalaciones del centro penal La Esperanza, en Mariona, ya están siendo utilizadas por los privados de libertad inmersos en diferentes actividades formativas, como parte del Plan Cero Ocio que impulsa el gobierno.
El traslado se da luego de la llegada de los internos procedentes de las cárceles de Metapán, La Unión y Sonsonate, las cuales fueron inhabilitadas la semana pasada.
De acuerdo con las autoridades penitenciarias, la nueva infraestructura cuenta con altos estándares de seguridad y sin hacinamiento carcelario.
Se trata de La Esperanza Fase II, la cual cuenta con privados de libertad capacitados como facilitadores, en talleres vocacionales de piñatería, albañilería, imprenta, serigrafia, corte y confección, pintura, zapatería y carpintería.
En la fase II se ubica el taller de pintura. Ahí los privados de libertad aprenden y ponen en práctica sus conocimientos en las artes plásticas, como parte del Plan Cero Ocio.
Los internos invierten su tiempo en actividades productivas que son fundamentales para su rehabilitación y su futura integración a la sociedad.
Los complejos penitenciarios buscan ser circuitos cerrados globales con orden, control y disciplina en que los privados de libertad por medio de la práctica en talleres vocacionales, aumenten sus conocimientos para una rehabilitación y reinserción efectiva.