Febrero y marzo registraron el mayor número de avistamientos de estos mamíferos marinos, que tuvieron una residencia máxima de 15 días en el Área Natural Protegida y sitio Ramsar Complejo Los Cóbanos, en Acajutla, Sonsonate.
El MARN realizó recorridos marinos, donde también pudieron grabar el impresionante canto de las ballenas jorobadas que visitan nuestra costa y obut vieron muestras de piel para su análisis genético.
Durante los recorridos registraron, además, avistamientos de otras especies de cetáceos como el delfín manchado tropical (Stenella attenuata), el delfín nariz de botella (Tursiops truncatus) y el delfín listado (Stenella coeruleoalba), de la familia Delphinidae.
También a un individuo de ballena de Bryde (Balaenoptera edeni), especie perteneciente a la familia Balaenopteridae; y una veintena de delfines manchado tropical.
Estos datos son parte de los resultados preliminares del “Reporte de investigación de distribución, comportamiento y conservación de cetáceos”, elaborado por los biólogos salvadoreños Melvin Castaneda y Rebeca Valencia, con apoyo de las especialistas Nicola Ransome (Inglaterra) y Marlenne Vázquez (México), del Proyecto Megaptera; y que forma parte del Programa Nacional de Conservación de Cetáceos.
Las ballenas jorobadas que visitan las costas salvadoreñas pertenecen a la unidad poblacional de Centroamérica y de acuerdo con especialistas de la región esta población se encuentra en “peligro de extinción”, ya que se estima que existen entre 400 y 600 individuos.
Se sabe que estos mamíferos marinos permanecen en el Pacífico centroamericano entre los meses de noviembre a marzo para reproducirse (zonas cálidas) y luego migran a la costa pacífica de los Estados Unidos para alimentarse (zonas frías).