En los cinco años que Carlos Quintanilla Schmidt fungió como vicepresidente de la República, entre 1999 y 2004, en el gobierno de Francisco Flores, recibió $313,575 en concepto de sobresueldo, según lo que declaró ante la Comisión Especial de la Asamblea Legislativa que investiga el pago de sobresueldos, con fondos públicos, a funcionarios de administraciones pasadas.
Él explicó a los diputados que mensualmente recibía $3,016.58 en concepto de salario y de gastos de representación. Adicionalmente, se le desembolsaban $5,226 para “compensar” el trabajo que hacía al frente de la Oficina de Promoción de Inversiones (PROESA) y con las comunidades de salvadoreños en el exterior.
Este pago complementario, de acuerdo a Quintanilla Schmidt, se empezó a hacer efectivo tras un acuerdo, “solo de palabra”, que tuvo con el exgobernante. A preguntas de los legisladores, el exvicepresidente se limitó a decir que dichos fondos procedían de una partida del presupuesto de la Presidencia de la República.
“Estoy consciente que esos impuestos provenían del pueblo. Fue compensatorio a mi salario para gastos familiares, para ejercicio del cargo. Cuando me asignaron los fondos yo supuse que el pagador me hacía los descuentos de renta o me los entregaba como gastos de representación”, respondió cuando el diputado de Nuevas Ideas, Walter Coto, le pidió que precisara de qué partida del presupuesto general salía el dinero que se le entregaba.
La legisladora Marcela Pineda también le preguntó cuál era su opinión sobre el pago de sobresueldos, a lo que el exfuncionario respondió: “Los sobresueldos han existido aquí y existen en cualquier parte del mundo para nivelar los salarios o cubrir necesidades propias de su cargo”.
En la comisión legislativa también se le cuestionó a Quintanilla Schmidt sobre los fondos que utilizó para trabajos de remodelación de la residencia asignada a la vicepresidencia de la República. Él respondió que se trató de una “inversión” de $248,900 que le fueron entregados por el secretario privado de la vicepresidencia y justificó que fue necesario hacer ese desembolso porque el inmueble era del Estado y sería utilizado por sus sucesores.
El excolaborador de Flores tampoco supo explicar de dónde se obtuvieron los recursos para las obras de remodelación.
“Presumo que venía de la partida de la Presidencia de la República y de la partida de imprevistos. No sé de dónde venían esos fondos”, manifestó Quintanilla Schmidt.
Los diputados de la Comisión Especial le expusieron al vicepresidente que tras una auditoría realizada por la Corte de Cuentas de la República se concluyó que había $200,000 que estaban si justificar. Él insistió en que esos fondos se utilizaron para los trabajos en la residencia asignada la vicepresidencia de la República.
También le manifestaron que, de acuerdo a los resultados de una investigación a cargo de la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia, él tuvo un incremento patrimonial no justificado, por $1.166 millones, al final de su gestión.
El expresó que nunca pidió un finiquito a Probidad y aseguró que tampoco se le notificó que había irregularidades en la declaración de sus bienes.
“Es posible que haya habido un incremento patrimonial, pero los mismos bienes, con algunas modificaciones, son los que declaré al final de mi cargo”, contestó el exfuncionario.