Por ejemplo, la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica de Río Lempa (CEL) destacó que, durante julio, la generación de sus cuatro centrales llegó a 182.716 gigavatios por hora (GWh), un resultado superior a los seis meses previos.

Además, es 49.1 % más de lo que CEL había proyectado a inicios de año.

Las variaciones más significativas ocurrieron en las centrales que comparten los departamentos de Cabañas y Chalatenango (sobre el Río Lempa). En julio de 2021, la presa 5 de Noviembre produjo 64.83 GWh, un 57.2 % más de lo que se tenía programado.

Ese mismo mes, Cerrón Grande reportó 54.2 GWh, equivalente a 117.1 % más de lo que se calculó a inicios de año.

Las otras dos presas, Guajoyo (desagüe del Lago de Güija) y 15 de Septiembre, también mejoraron su desempeño y superaron las metas establecidas.

CEL destacó que hay tres principales motivos por los que fue posible obtener este logro: el buen manejo del recurso hídrico, la disponibilidad de tecnología moderna para un trabajo eficiente y las actividades de mantenimiento que ha llevado a cabo la actual administración de la autónoma de manera oportuna y continua.

En el transcurso de 2021, la diversidad en la matriz de energía se ha mantenido. Esto permite que las variaciones de los precios no sean bruscas, sino que predomine la estabilidad de la tarifa. En la misma línea, los precios se mantienen en niveles que favorecen a la población, incluso a los que no tienen subsidio.

Así, hasta finales de julio, las dos terceras partes de la oferta nacional de energía provienen de fuentes con bajo impacto ambiental: hidroeléctrica, geotermia, solar y eólica.

También hay un porcentaje de aporte con biomasa, que ayuda para un mejor tratamiento de los desechos y el rol que juegan minicentrales hidroeléctricas de otras subsidiarias de CEL como CECSA o el papel de LaGeo en la energía generada con vapor del subsuelo.

Ahora El Salvador avanza hacia un mercado energético moderno y que sí responde a las necesidades de la población sin afectar su economía familiar.