La inocencia de las niñas y niños los hace blanco fácil para personas inescrupulosas, pues la mayoría no sospecha mala intención cuando ve un mensaje escrito con toda formalidad y que además usa colores que pueden relacionar con marcas específicas.
Los estafadores usan correos masivos para alcanzar a miles de personas al mismo tiempo, basta que un pequeño porcentaje caiga en la trampa para lograr ganancias.
Es aquí donde los niños y niñas se vuelven más vulnerables, pues lo mensajes están diseñados para provocar una reacción emotiva y canalizar esa reacción de la acción de la víctima para llevarla a revelar datos sensibles.
A esta sala de reacción han llegado denuncias de que estas estafas están llegando a correos electrónicos de menores de edad entre los 10 y los 14 años, quienes se encuentra en una etapa muy sensible, pues no tienen las nociones de seguridad necesarias para detectar las estafas, pero si tienen la capacidad suficiente para obtener un número de tarjeta, un pin u otro dato sin que sus padres se den cuenta.
Los peores casos, en los que los niños actúan por ansiedad o temor, se dan entre los que tienen más libertades para usar redes sociales, pues la frase "cierre de cuenta" tienen connotaciones catastróficas para ellos, pues las redes sociales y las aplicaciones de mensajes instantáneos se han vuelto una parte fundamental de sus interacciones sociales.
Los expertos recomiendan dos cosas, primero mantener un monitoreo constante de la actividad de los niños y niñas en Internet, para protegerlos de estafas y otros peligros. Y segunda una plática calmada y cariñosa para explicar la situación, generando también una comprensión emotiva que ayude a los pequeños a lidiar con con cualquier ansiedad o temor que se pueda generar.