El 13 de marzo de 1990 Katya Miranda llegó a este mundo, específicamente en el departamento de La Paz. Era la mayor de dos hermanas, hija de Hilda María Jiménez y de Edwin Antonio Miranda Méndez.
Ayer, domingo, Katya y su familia hubiesen celebrado 32 años de vida, pero, en cambio recordaban con amor y tristeza la falta que le hace a su madre y a su hermana, desde hace 23 años.
La muerte de Katya Miranda fue un caso que conmocionó al mundo, a sus nueve años fue víctima de violación y tuvo una Muerte brutal.
Su asesinato se cometió un 04 de abril de 1999, en un rancho en la playa propiedad de su abuelo paterno, Carlos Miranda González; ubicado en Los Blancos en el departamento de La Paz.
Según los reportes policiales de esa noche, se avisó de una persona ahogada en la playa, pero se trataba de la niña Katya. Las primeras pesquisas revelados por médicos forenses se confirmó que la niña tenía signos de violencia sexual y posteriormente estrangulada. Su rostro fue encontrado enterrado en la arena.
La madre de Katya denuncia irregularidades en el proceso que dejó en impunidad un crimen tan atroz.
Según investigaciones Carlos Miranda, abuelo de la niña, y su padre, Edwin Miranda, llevaron el cadáver a una sede judicial en Zacatecoluca. Además, las ropas que usaba la noche del crimen se retiraron de la escena, lavadas y entregadas a las autoridades, semanas después.
El abuelo de la niña, Carlos Miranda, fue sentenciado a 13 años de cárcel, sin embargo fue absuelto en 2014 y falleció en 2018, sin cumplir condena.
El próximo mes se cumplirían 23 años de impunidad en este caso que conmocionó a todo un país y al mundo.