El gobierno salvadoreño, encabezado entonces por el comerciante sonsonateco Rafael Campo y Pomar, decidió contratar los servicios del ingeniero alemán Maxmilian von Sonnenstern, quien se encontraba radicado desde 1855 en territorio nicaragüense, atraído por el flujo migratorio europeo promovido por el régimen presidencial de aquel país y las posibilidades de ofrecer sus servicios profesionales en el istmo.
Una vez contactado, el ingeniero von Sonnenstern arribó a El Salvador por el puerto de La Unión, desde donde se dirigió a la capital provisional, Cojutepeque, debido a que San Salvador había sido destruida por el terremoto del 16 de abril de 1854, donde firmó la contratación correspondiente, recibió instrucciones y se encaminó, a lomo de mula, a realizar el levantamiento topográfico y planimétrico.
Con papel, plumilla, tinta china y gran precisión y detalle, el autor germano dibujó los límites del Estado, ubicó la capital y las cabeceras y jurisdicciones de los ocho departamentos que el país tenía entonces Sonsonate, Santa Ana, La Paz, Chalatenango, San Salvador, Cuscatlán, San Vicente y el amplio departamento de San Miguel, que abarcaba toda la zona oriental, en los que también incluyó indicaciones y hasta diagramas comparativos de caminos, ciudades, villas, pueblos, valles, lagos, volcanes y otras elevaciones montañosas, ríos, puertos, bahías, islas, lagos, caseríos, caminos reales y carreteros, el proyecto del camino entre el golfo de Fonseca y el puerto hondureño de Puerto Caballos, molinos, minas de plata, oro, hierro y plomo y otros datos geográficos y culturales más.
Un rasgo importante del mapa de von Sonnenstern es la inclusión en el plano original de la ciudad de Nueva San Salvador, trazado por el constructor prusiano Otton Fischer y los coroneles salvadoreños Felipe Chávez y José Ciriaco López, que desde diciembre de 1854 se edificaba en el llano de la hacienda Santa Tecla, para asentar en ella a la futura capital del país, un rango administrativo del que la urbe tecleña nunca gozó.
Una vez finalizada su labor, tras casi 18 meses de intenso trabajo, en los que contó con el apoyo de un ayudante, el ingeniero von Sonnenstern entregó el informe correspondiente a la Presidencia salvadoreña, que ordenó su publicación por entregas en la Gaceta del Supremo Gobierno antes de que fuera impreso bajo el título Descripción de cada uno de los departamentos del Estado de San Salvador, relativa a su topografía, suelo, minerales, agua y temperatura, junto con la Carta general de la República de San Salvador.
Así surgió el primer mapa oficial del país, de 57 por 77 cm, con escala marcada dentro del propio trabajo cartográfico en leguas castellanas y en millas inglesas. Fue impreso en tres ediciones simultáneas: una monocromática, color tabaco, otra con colores planos, que fue reimpresa al año siguiente, en la misma urbe neoyorquina, aparte de la que se hizo una versión escolar, en formato reducido) y otra heliográfica (fondo azul y líneas en blanco, quizá para usos militares e ingenieriles.
En el transcurso del tiempo se perdió un poco el conocimiento de este mapa, pero gracias a la información recibida del historiador salvadoreño Carlos Cañas Dinarte, la Embajada pudo ubicar un ejemplar del mapa en estado perfecto en la Staatsbibliothek zu Berlin (Biblioteca Estatal en Berlín).