La nueva caravana de cerca de 600 migrantes surgida esta semana partió este martes del municipio de Huixtla, Chiapas, tras la agresión de la Guardia Nacional (GN) que frenó a un primer grupo.
Los cientos de niños, hombres y mujeres de Haití, Venezuela, Cuba, Honduras y otros países salieron cerca de las tres de la tarde de Huixtla pese a estar cansados, enfermos y con ampollas en los pies.
“Nos dieron dos panes y un poco de café. Es lo que hemos comido, y agua dos veces, no es justo, no queremos estar en esa situación”, contó a Efe un viajero, quien prefirió omitir su identidad por temor a la deportación.
La región vive una ola migratoria récord, con más de 212,000 migrantes detenidos en julio en la frontera de Estados Unidos, mientras que el Instituto Nacional de Migración (INM) reporta casi 382,000 “ingresos irregulares” desde 2019 a la fecha.
Esta segunda caravana avanza tras las imágenes de este sábado que muestran a elementos de la GN mientras golpean y amenazan a migrantes de una caravana en Chiapas.
Tras el hecho, el INM suspendió a dos agentes federales por su actuación, pero los migrantes han expresado que la persecución persiste.
“Nos tratan súper mal, nosotros no somos delincuentes y nosotros queremos preguntarle al director de migración por qué nos quieren tener encerrados en México, porque esta situación no la hemos encontrado en los nueve países que hemos circulado”, denunció uno de ellos a Efe.
En tanto, médicos y enfermeros de la Secretaría de Salud de Chiapas curaron a migrantes haitianos, centroamericanos y de otras regiones que han caminado más de 70 kilómetros desde Tapachula hacia Escuintla.
Pese al panorama, los extranjeros han contado que no van a desistir de su viaje en caravana porque en Tapachula ya no hay condiciones para permanecer en espera de que las autoridades procesen sus solicitudes de asilo, por lo que han optado por viajar de forma masiva.
Incluso, algunos han pedido al Gobierno de México que les cobre algún impuesto para transitar hasta el norte del país.
Un migrante haitiano identificado como Luis dijo que si el Gobierno quiere retener a los migrantes en territorio mexicano debe ofrecer oportunidades o, de lo contrario, debe permitirles viajar.
“Por ejemplo, si quisiera permanecer en México, lo haría por mi hijo y mi mamá y mí mismo, y haría lo que sea por trabajo, pero no hay cómo estar y no nos dejan avanzar”, lamentó.
Por ahora, esta segunda caravana de migrantes se mantiene en camino por toda la carretera costera sobre el tramo Acacoyagua-Mapastepec, a unos 36 kilómetros donde la GN dispersó la primera caravana este martes.
En Mapastepec, las fuerzas federales ingresaron al centro del municipio en busca de migrantes que se escondieron en las viviendas.
Apenas el viernes pasado, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) admitió que uno de sus principales objetivos en la frontera sur es “detener toda la migración”.
ONU exige respetar derechos humanos de migrantes
Tres agencias de la ONU exigieron este martes a las autoridades mexicanas “respetar los derechos humanos de los migrantes” tras el violento operativo para disolver la caravana de migrantes.
“El incremento de elementos del Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional a lo largo de la frontera sur de México con el objetivo de realizar tareas de verificación y control migratorio debe respetar los derechos humanos de las personas migrantes y solicitantes de asilo”, apuntaron en un comunicado.
El mensaje fue lanzado por la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH).
Las agencias de la ONU aplaudieron “la suspensión de funciones y la aplicación de medidas para la investigación de funcionarios que estarían involucrados en acciones que implicaron un uso excesivo de la fuerza”.
Sin embargo, hicieron un llamado a “la implementación de medidas inmediatas de prevención, de no repetición y rendición de cuentas”.
“En toda investigación se deben tomar en cuenta los informes sobre uso de la fuerza, los protocolos de actuación, la cadena de mando y las órdenes operativas”, subrayaron.
Consideraron “profundamente preocupantes” las imágenes de la disolución de la caravana y consideraron que estos hechos demuestran “la necesidad de fortalecer la capacidad” de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
El flujo migratorio aumentó en México desde octubre de 2018, cuando caravanas con miles de migrantes, en su mayoría centroamericanos, comenzaron a ingresar al país para llegar a Estados Unidos, por lo que el entonces presidente Donald Trump presionó a México para que los frenara.
Cuando el presidente Joe Biden llegó a la Casa Blanca, suspendió el programa “Permanecer en México” de su antecesor que obligaba a los solicitantes de asilo a esperar su audiencia desde territorio mexicano, miles de los cuales quedaron varados en campamentos fronterizos.
Con ello, el flujo migratorio volvió a repuntar de manera que Estados Unidos detuvo el pasado julio en su frontera sur a 212,672 indocumentados, la cifra más alta en 20 años.