En la provincia panameña de Darién, un cementerio improvisado es el destino final de más de una docena de migrantes que intentó llegar a Estados Unidos en la última semana.
No hay placas ni familiares durante el entierro, la mayoría de los restos son enterrados en fosas comunes sin identificar. Fueron encontrados en la densa selva que se extiende en la frontera entre Panamá y Colombia. Una zona de condiciones extremas y llena de todo tipo de peligros.
Pero a pesar de que la muerte acecha en el camino, los migrantes deciden atravesar Centroamérica. Para las autoridades panameñas es difícil verificar la identidad de los viajeros.