El consejero delegado de Facebook rechazó el martes ante un subcomité del Senado de Estados Unidos que se anteponga el beneficio a la seguridad, como aseguró una antigua empleada.
Zuckerberg escribió un post en el que dijo que eso no era cierto y añadió que no cree que las empresas privadas deban tomar todas las decisiones por su cuenta. Además, sostuvo que lleva años "abogando por una regulación actualizada de Internet".
La exempleada que destapo el caso, Frances Haugen, hizo un retrato devastador para la empresa y defendió que Facebook oculta información al público y a los gobiernos: "Mark tiene un papel muy singular en la industria tecnológica, ya que posee más del 55% de todas las acciones con derecho a voto de Facebook.
No hay empresas con un poder similar que estén controladas de forma tan unilateral. Y al final, la responsabilidad recae en Mark. Actualmente no hay nadie que haga responsable a Mark más que él mismo".
Tras la audiencia, los senadores dijeron que podría ser el momento de volver a escuchar a Mark Zuckerberg, el jefe de Facebook cuyas poderosas plataformas incluyen ahora Instagram y WhatsApp, que ha luchado durante años para mantener sus empresas libres de regulación en Estados Unidos. Pero en un Washington en el que republicanos y demócratas apenas se ponen de acuerdo en nada, hay una cosa en la que parece que hay consenso; que hay un posible daño para los niños y que podría ser necesario controlarlo.