Tras días de inciertas negociaciones, la líder socialdemócrata consiguió el miércoles por la mañana el apoyo que necesitaba en el Parlamento.
El martes por la noche se llegó a un acuerdo con el Partido de Izquierda, que exigía un aumento de las pensiones para asegurarse su apoyo.
Andersson, actual ministra de Economía, estaba llamada a sustituir a Stefan Löfven como primer ministro, pero hasta el martes no había conseguido el apoyo suficiente entre los diputados.
La semana pasada, Andersson pidió más tiempo para asegurarse el apoyo del Partido de Izquierda, después de que las intensas conversaciones llegaran a un punto muerto.
Tenía hasta el lunes de esta semana para encontrar el apoyo suficiente en el Parlamento de 349 escaños del Riksdag.
Necesitaba asegurarse el respaldo de los dos partidos más pequeños que apoyaron al anterior Gobierno de centro-izquierda de Suecia, liderado por Löfven.
El otro aliado, el Partido del Centro, ya ha dicho que sus legisladores se abstendrán de votar contra Andersson.
Según la Constitución sueca, los primeros ministros pueden gobernar siempre que la mayoría parlamentaria -un mínimo de 175 legisladores- no se oponga a ellos.
Los socialdemócratas cuentan actualmente con 100 escaños y los verdes con 16. Junto con sus aliados, tienen un total de 174 escaños.
El ala derecha del Riksdag está dividida. Ulf Kristersson, jefe del partido moderado de la oposición -el segundo más grande de Suecia- ha dicho en repetidas ocasiones que un gobierno de centro-derecha es inviable porque ningún partido de la corriente principal quiere cooperar con el tercer partido más grande de Suecia, el populista de derecha Demócratas de Suecia, que tiene sus raíces en un movimiento neonazi.