Inmediatamente después de que los medios locales informaran la muerte de la antigua primera dama de 98 años, en las calles de Santiago, automovilistas comenzaron a tocar el claxon, y cientos de personas se reunieron en la Plaza Italia, para celebrar el acontecimiento, cantando, bailando, y hasta bebiendo champán. Varios residentes expresaron su alegría con gritos y pancartas.
"Creo que la muerte de esta señora es simbólica. No representa para mí el fin de la transición y de una era, creo que esto solo va a llegar con la justicia y la verdad, pero es una alegría simbólica que nos merecemos", dijo una residente de Santiago.
"Se murió la vieja"
Esa fue una de las frases principales escritas en pancartas y gritadas por quienes asisitieron a celebrar en Plaza Italia.
En Twitter, hay una cuenta paródica llamada "¿Se murió la vieja?", seguida por 54.000 personas, que solía dar actualizaciones diarias sobre la salud de Lucía Hiriart. A día de hoy, sólo ha publicado un "Sí", que ha sido compartido por más de 23.000 cuentas.
"Una de las protagonistas de la época más oscura de Chile"
Lucia Hiriart era conocida por su personalidad dominante durante el sangriento gobierno de Pinochet. Algunos historiadores incluso han atribuido a Hiriart ser una de las instigadoras del golpe militar contra el presidente socialista Salvador Allende, que llevó a su marido al poder. Fue una de sus asesores personales y políticos más cercanos durante la dictadura que siguió.
Se trata de una de los personajes de mayor relevancia histórica en el país pues, junto a Pinochet, comandó una de las dictaduras más sangrientas de América Latina, que dejó al menos 40.000 víctimas y más de 3.000 asesinados o desaparecidos a manos de agentes. Hiriart nunca tuvo palabras de arrepentimiento por ese sangriento legado.
El periodista argentino Juan Gasparini destacó su gusto por el lujo y una colección de zapatos que rivalizaba incluso con la de Imelda Marcos, la esposa del difunto dictador filipino Ferdinand Marcos, en su libro de 2002 "Esposas de dictadores".
La portada del libro la muestra pintándose los labios mientras está sentada junto al general. Gasparini califica a Hiriart de "ambiciosa y orgullosa de los crímenes cometidos. Vanidosa, caprichosa, arrogante y con un nivel cultural débil para su papel de primera dama".
Su muerte recuerda la todavía presente sombra de Pinochet en Chile, ya que llega dos días antes de la segunda vuelta presidencial entre el izquierdista Gabriel Boric y el candidato de extrema derecha José Antonio Kast, que es defensor del régimen de Pinochet.