Este próximo viernes, el papa Francisco viajará a Irak, esta visita que estaba programada para el año pasado fue suspendida debido a la pandemia por el COVID19.
El Pontífice emprende esta misión cumpliendo el sueño del papa Juan Pablo II, que nunca pudo realizar.
El Sumo Sacerdote espera que este encuentro pastoral fortalezca la fe la de las minorías cristianas de la región.
Además, señaló que visitaran lugares, como la llanura de Ur y la tierra del profeta Abraham, que guardan fuertes vínculos espirituales.
Este viaje ha sido muy cuestionado por los riesgos que el Vaticano y el mismo papa Francisco han decidido correr un país eminentemente musulmán donde los pocos cristianos que permanecen ahí han sufrido todo tipo de agresiones y amenazas en los últimos años. El desafío, sin embargo, se amplía esta vez con el elemento de la seguridad y de la crisis sanitaria a la que se somete la expedición.
Francisco realizará todos sus desplazamientos en las ciudades que visitará (Bagdad, Mosul, Erbil, Najaf, Qaraqosh) a bordo de un coche blindado y cubierto (normalmente lo hace a bordo de un turismo corriente o subido a una suerte de vehículo descapotable). La seguridad, especialmente porque la ruta se conoce desde hace tiempo, se ha reforzado en todos los lugares que pisará el Papa.