Tanzania ha reaccionado peculiarmente a la llegada del COVID-19 El año pasado, solo unos meses después del inicio de la pandemia, el presidente John Magufuli declaró al país de África oriental libre de coronavirus tras tres días de oraciones nacionales.

Su población jamás fue confinada, mantienen las escuelas abiertas, realizan fiestas, dejaron de lado las pruebas y las campañas de prevención; también dejó de notificar casos y muertes por el virus.

Las creencias religiosas y las medicinas tradicionales africanos han sido la base para que la población opte por un enfoque que va contra las recomendaciones científicas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Las autoridades de Tanzania han dicho que no vacunaran a su población contra el coronavirus.

El riesgo para el país ya se ha hecho evidente. El método que ha seguido Tanzania ha permitido que el virus se propague sin control entre la población. La gente se está muriendo de lo que se está categorizando como “neumonía” y “dificultades respiratorias”.