El trastorno por consumo de tabaco es un importante problema de salud pública. Aproximadamente el 15,2% de la población mundial fuma todos los días, lo que representa más de 933 millones de personas.
Los números indican que, a nivel global, el consumo de tabaco está relacionado con 110,7 por cada 100.000 muertes anuales y 170,9 millones de años de vida ajustados por discapacidad, lo que refleja la importancia de las comorbilidades que induce.
Este es el panorama sanitario planteado por un equipo de investigadores del Hospital Universitario de Dijon, en Francia, quienes resaltaron que “el trastorno por consumo de tabaco es una conducta adictiva y es difícil para los usuarios dejar de consumir, como en otras adicciones”. Sin apoyo médico, los expertos coinciden que la tasa de abandono del hábito es notablemente baja, aproximadamente del 3 al 5%.
Los investigadores realizaron una revisión sistemática, que publicaron en la revista científica Addiction, en la que observaron que la estimulación cerebral no invasiva (NIBS por sus siglas en inglés) puede mejorar las tasas de abstinencia de fumar de tres a seis meses después de dejar de fumar.
La NIBS surgió como una nueva opción terapéutica para el trastorno por consumo de alcohol y otros trastornos adictivos y relacionados con sustancias en los últimos años. Aunque los métodos de NIBS mostraron resultados prometedores en el tratamiento del trastorno por consumo de tabaco, se sabe poco sobre su eficacia en la abstinencia a largo plazo.
Ahora, los investigadores franceses, valiéndose de la revisión sistemática y un metanálisis evaluaron la eficacia de la estimulación cerebral no invasiva para dejar de fumar a largo plazo. Para su trabajo, el equipo buscó en varias bases de datos científicas ensayos controlados aleatorios de NIBS en fumadores adultos que buscaban dejar de fumar, con un seguimiento de más de cuatro semanas y luego combinó los resultados para medir el efecto general de NIBS en el abandono del hábito de fumar.
Se incluyeron siete estudios, con un total de 699 pacientes. En todos los estudios incluidos, los grupos de control recibieron NIBS simulado.
Al agrupar los siete trabajos incluidos, el índice de riesgo de abstinencia sostenida de cualquier forma de NIBS en relación con NIBS simulado fue de 2,39, lo que significa que los fumadores que recibieron la estimulación cerebral no invasiva tenían una probabilidad 2,39 veces mayor de abstinencia de fumar a largo plazo que los fumadores que recibieron NIBS simulado. La relación de riesgo fue mayor cuando se observaron diferentes tipos de NIBS o la estimulación de partes específicas del cerebro.
El doctor Benjamin Petit es el autor principal del trabajo y resumió: “Si bien nuestra revisión parece modesta, con sólo siete estudios incluidos, un nivel de confianza bajo y una variabilidad sustancial entre estudios, los resultados parecen ser sólidos y nos sentimos seguros al sugerir que NIBS es una técnica de interés para dejar de fumar tanto a corto como a largo plazo. Además, identificamos varios ensayos científicos actualmente en curso en este campo en particular. En un futuro próximo, NIBS podría reconocerse como una nueva opción prometedora para ayudar a las personas que desean dejar de fumar”.
Cómo funciona
Las dos formas comúnmente utilizadas de la estimulación cerebral no invasiva son la estimulación magnética transcraneal (TMS) y la estimulación de corriente continua transcraneal (TDCS).
La TDCS consiste en la administración de una corriente directa de baja intensidad a través del cerebro mediante un par de electrodos de esponja de superficie empapados en solución salina que se colocan en el cuero cabelludo del paciente. La corriente eléctrica débil modula la excitabilidad neuronal por despolarización tónica o hiperpolarización del potencial de membrana en reposo.
Por el contrario, TMS se basa en el uso de una bobina metálica colocada contra el cuero cabelludo del paciente. La bobina genera pulsos magnéticos que atraviesan el cráneo del paciente para inducir breves corrientes eléctricas en el tejido cortical. Las neuronas corticales se despolarizan y, dependiendo de la frecuencia de los pulsos, la excitabilidad del área cortical específica aumenta o disminuye.