Pendiente aún de una incierta tramitación en el Senado, se trata de una de las piezas clave del proyecto de reforma migratoria del presidente Joe Biden, que se encuentra ahora en el aire debido al pronunciado aumento de llegadas de inmigrantes a la frontera sur del país, que amenaza con saturar la capacidad de las instalaciones en la frontera.
El proyecto de ley, aprobado por 228 a 197 votos, con solo nueve congresistas republicanos sumándose a la mayoría demócrata, contempla un camino a la nacionalidad para cerca de 2,5 millones de inmigrantes sin documentos.
Incluye a los conocidos como "Dreamers", aquellos que llegaron ilegalmente al país con sus padres siendo menores de edad, a los que el presidente Barack Obama ofreció una protección frente a la deportación que la administración Trump se empeñó eliminar.
También están acogidos cerca de 400.000 personas a las que se concedió el Estatus de Protección Temporal, por ser personas que huyen de situaciones peligros en sus respectivos países, incluido El Salvador.
Un segundo proyecto de ley, que está previsto que se apruebe también este jueves, proporciona una vía para obtener la "green card", o residencia permanente, a los inmigrantes que trabajaban en el campo. Este se espera que cuente con más apoyo de los republicanos.
“Los padres traen a sus hijos, sus esperanzas, sus sueños y sus aspiraciones para lograr un mejore futuro para sus hijos. Esa valentía, esa determinación, esas aspiraciones son rasgos estadounidenses”, ha dicho la presidenta de la cámara, la demócrata Nancy Pelosi, que se ha referido a los "Deamers" como “verdaderos y legítimos herederos de los padres fundadores” del país.
La legislación migratoria siempre es profundamente divisoria en el Capitolio.
En un Senado dividido en 50 legisladores de cada partido, los demócratas cuentan con el voto de desempate para la vicepresidenta Kamala Harris.
Pero solo con 10 votos republicanos podrían evitar el bloqueo de la legislación en la Cámara alta mediante el tácticas dilatorias.
Conseguir esos votos no será fácil, y menos con la situación en la frontera sur del país, donde se registran récords de detenciones, en muchos casos de menores no acompañados, que amenazan con desbordar la capacidad de procesamiento de las autoridades de Estados Unidos.