Un cuatro de julio de 1981 en la calle Mediterráneo del Reparto Jardines de Guadalupe fue secuestrado Edgar Mauricio Vallejo Marroquín por elementos civiles miembros de los grupos paramilitares de la ultraderecha. Mauricio era poeta y militante de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL). Para sus secuestradores Mauricio era enemigo de la Patria. Pero además de poeta y militante, Mauricio era padre y esposo.
Mauricio nunca apareció.
Mauricio Vallejo Marroquín y Patricia Márquez Motto el día de su boda / Foto: fanpage Mauricio Vallejo – Padre
El esposo y padre
Edgar Mauricio Vallejo Marroquín nació un 28 de diciembre de 1958 en Tonacatepeque, una ciudad al nororiente de San Salvador. Para 1975 cursaba sus estudios de bachillerato en el capitalino Instituto Nacional “Francisco Menéndez” (INFRAMEN), donde conoció a Patricia Márquez Motto cuando ella tenía 15 años y el 17. A pesar de la contraria inicial de la familia de Patricia, se casaron y procrearon a su único hijo, Mauricio.
Doña Josefina Pineda de Márquez, madre de Patricia, recordaba en una nota publicada en Diario Co Latino en 2012 que aquella relación no cayó en gracia en el entorno familiar. A tal punto llegó aquella aversión que Patricia fue enviada a los Estados Unidos a estudiar. No sirvió de nada ya que la pareja se volvió a encontrar y un año después del regreso de Patricia a El Salvador se casaron.
“Nos hicimos novios el 19 de abril de 1975. Me fui por tres años a los Estados Unidos, y cuando regresé nos volvimos a encontrar, lo amaba enormemente y nos casamos cuando yo tenía cinco y medio meses de embarazo de nuestro hijo Mauricio”, recodaba Patricia en una entrevista publicada en 2013.
A la familia le tocó resignarse, pero lo aprendieron a querer, según recuerda Josefina: “ella estaba en segundo ciclo de universidad, él dejó de estudiar para trabajar y sostener a su familia. Para ayudarlos los llevamos a vivir con nosotros. Mauricio papá era una gran persona, ganó mi corazón, me conquistó, hablamos mucho (…) lo adopté como un hijo más”.
El dos de diciembre de 1979 nació el único hijo de la pareja, el también escritor Mauricio Vallejo Márquez y el padre le dedicó un poema titulado “Nota urgente para el cipote”:
Qué chillidos de varón hijo y por la boca echás una atarraya bolsona de estrellas.
Todo te ensalivás!
Quizá llorás por el ruido de los helicópteros que están va de pasar y pasar.
No temas hijo, los animales andan hambrientos.
Patricia te pone la chiche y te callás arrimado a tu mamá.
Qué chillidos!
Bien despertás a los muertos del panteón de Tonaca cuando estás con hambre,
Se te corre la Sihuanaba.
De izquierda a derecha: el poeta Mauricio Vallejo Marroquín, el actor y y titiritero Roberto Franco y el fotoperiodista Luis Galdámez. Vallejo y Franco fueron desaparecidos durante la guerra civil salvadoreña. Galdámez documentó y sobrevivió el conflicto, en 2017 recibió el Premio Nacional de Cultura / Tomado de Revista La Zebra.-
El militante
Ahí en el INFRAMEN, Vallejo Marroquín inició su andadura en la izquierda militante salvadoreña integrándose al Movimiento Estudiantil Revolucionario de Secundaria (MERS). Aquellos días eran de intensa actividad política en El Salvador, ya que desde principios de los 70’s arreció la actividad de las organizaciones de izquierda ante la represión de la dictadura militar gobernante. Con el tiempo, del MERS pasó a las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) el más numero de los cinco grupos guerrilleros que más tarde integraron el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Ante la persecución sometido por los cuerpos de seguridad se exilia brevemente en Costa Rica. Ahí consiguió trabajo en la Editorial Centroamericana (EDUCA). Pese a los riesgos decidió regresar a El Salvador y un cuatro de julio de 1981 en la calle Mediterráneo, frente a Plaza del Sol en el Reparto Jardines de Guadalupe, en las cercanías de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” fue secuestrado y posteriormente desaparecido Edgar Mauricio Vallejo Marroquín. Su esposa Patricia comentó que en ese momento se encontraba con el también escritor Francisco Andrés Escobar, quien no fue raptado. Con los años Escobar se negó a pronunciarse sobre ese episodio.
Luego de su captura, un preso político que quedó el libertad informó a Patricia que su esposo estaba en el sótano tres de la Policía de Hacienda. Cuando acudió con la Cruz Roja Internacional ya no se encontraba ahí. Sería la misma institución humanitaria quien le ofreció sacarla del país, debido a los riesgos, pero ella se negó. El caso fue denunciado ante Tutela Legal del Arzobispado.
El nombre de Edgar Mauricio Vallejo Marroquín aparece en el Monumento a la Memoria y la Verdad ubicado en el sansalvadoreño parque Cuscatlán desde la inauguración del mismo en 2003.
En 2019 y durante el Xl Tribunal Internacional para la Aplicación de la Justicia Restaurativa en El Salvador se declaró que la desaparición del poeta y militante es crimen de lesa humanidad.
Edgar Mauricio Vallejo Marroquín / Foto: fanpage Mauricio Vallejo – Padre
El escritor y poeta
Mauricio Vallejo Marroquín fundó junto a Jaime Suárez Quemain, Alfonso Hernández, Rigoberto Góngora, Humberto Palma, Jorge Mora San, los hermanos Galeas, Nelson Brizuela, David Hernández y José María Cuéllar, entre otros, la revista literaria La Cebolla Púrpura.
Además, se le enmarca dentro de la llamada “Generación Olvidada” junto a Jaime Suárez Quemain, Alfonso Hernández, Lil Milagro Ramírez, Rigoberto Góngora, Nelson Brizuela y Delfina Góchez Fernández.
Desde 1976 hasta su desaparición, Vallejo Marroquín publicó su obra en las páginas de La Prensa Gráfica así como en publicaciones latinoamericanas. “La mayor parte de sus obras se conservan en hemerotecas a manera de artículos dispuestos en columnas de colaboración, fotocopias, manuscritos y obra mecanografiada”, señala su biografía.
Luego de su desaparición y ante el miedo por un hipotético cateo a su vivienda, la familia resolvió por destruir la obra del poeta y escritor. Sin embargo Josefina Pineda de Márquez, su suegra, decidió que no todo debía perderse y ocultó parte de la obra. “Tuvimos que huir de la casa, busqué sus obras, una novela, poemas. En la casa a la que nos trasladamos abrieron un hoyo, envolví todo en plástico y después, en una bolsa de lona, lo enterramos metro y medio. Tenía miedo que se arruinara pero también tenía la esperanza que se conservara”, recordaba en 2012.
Los textos permanecieron ocultos casi dos décadas.
“Tras dieciocho años mi abuela decidió decir el lugar donde estaba el trabajo de mi papá y comenzamos a escarbar; fue como exhumarlo, como verlo resucitar”, dijo Mauricio Vallejo Márquez a una publicación mexicana en abril de 2019.
De su pluma salieron poesías como “Fantasía como juego en el vidente”, “Cosita linda que sos”, “Oraciones bordadas en el templo” y “Volcancito llorón de plumas”. Además de los cuentos “Chalatenango nariz de mango”, “Pin pirulino”, “Siete cuentos y un pecado”, “Los pasos del jaguar” y “A Lilo Cabrero lo vieron tristón”.
La obra más conocida de Mauricio Vallejo es la novela “Balta”, la cual fue prohibida en El Salvador cuando circularon copias en mimeógrafo a inicios de 1980, cuyo protagonista es un joven activista de protestas civiles enfermo de vitiligo.
Desde 1998, la familia Vallejo Márquez trabaja por rescatar la memoria y obra del poeta y publicar alguno de sus libros. El trabajo ha sido arduo.
“Primero esperamos que algunas editoriales estuvieran interesadas, pero tuvimos sorpresas terribles. Un escritor de su generación que dirigía la Editorial Universitaria de la UES me dijo que le llevara la obra de mi papá para agarrar ideas, porque no era digno de publicación. Otros que porque era de las Fuerzas Populares de liberación (FPL) no había que sacar nada de él. Y así el camino era cuesta arriba. Los tres últimos editores de la Dirección de Publicaciones me recibían con amabilidad, conversaban un rato conmigo pero siempre me dejaron en veremos”, recordaba Mauricio Vallejo Márquez.
Uno de los pilares en la recuperación de la memoria histórica de Mauricio Vallejo Marroquín ha sido Tonacatepeque, y en específico, el trabajo realizado por el Gremio de Artistas (GRATOS) y de su Centro Cultural El Mes. El primero de los homenajes fue realizado en 2013 y en 2015 la biblioteca del centro cultural fue bautizada con el nombre del poeta. Durante años, una fotografía del escritor presidió el lugar.
Sería en 2017, tras 36 años de su desaparición, que un nuevo libro de Vallejo Marroquín vio la luz de mano de Editoriales La Fragua quien lanzó “Cosita linda que sos” el cual, en palabras de su hijo y editor, “todo el libro es una dedicatoria de amor a mi mamá” Además, agrega “en un estilo conversacional logra combinar la cosmogonía maya, el urbanismo de El Salvador y el deseo de justicia en un ritmo autentico que logras ver en el resto de su obra. Cuando estábamos listos a publicar evaluamos cuál libro era el idóneo para arrancar”.
El libro, cómo no, fue presentado en Tonacatepeque en medio de una fiesta.
“No podemos hablar de Mauricio Vallejo padre sin mencionar Tonaca, en toda su obra está presente, incluso en este libro”, señaló Mauricio Vallejo hijo en una entrevista en 2019.-