Jaime Guerrero, un chico de 15 años fallecido por arma blanca en el centro de Madrid, es la última víctima de la violencia entre bandas latinas en España, que están atrayendo a jóvenes a una edad cada vez más temprana.
En torno al 40% de los jóvenes identificados por la policía en la calle tienen menos de 18 años. Al menos 130 menores fueron detenidos el año pasado en Madrid por delitos relacionados con las bandas latinas.
Artur dejó los Latin Kings hace seis años. Aún no puede mostrar sus identidad por miedo a posibles represalias. Entró en la banda cuando tenía 14 años. Cometió su primer delito antes de cumplir los 15: "Cuando tú entras en los Latin King, tienes que pasar una prueba. Esa prueba es apuñalar a alguien de una banda rival. La intención de los adultos, de los que tienen 18 y 19 años, es atribuir a los menores los crímenes que quieren cometer, porque un menor nunca va a ir a prisión."
Los jóvenes están acercándose a las bandas latinas atraídos por su exhibición de poder, sus códigos de vestimenta y su música. Una subcultura que ha explosionado en las redes sociales. Las bandas latinas están utilizando sus teléfonos como un campo de batalla. Primero se ven en tik tok, y después se matan en la calle.
El pastor Alberto Díaz y su iglesia tratan de ayudar a los chicos a salir de las bandas. Han notado una explosión en el número de miembros desde el confinamiento: "Hemos estado durante mucho tiempo sin servicios sociales básicos, como la escolarización. Los niños han estado mucho tiempo delante de las pantallas, de sus teléfonos móviles, y han estado muy expuestos al contenido de las bandas latinas. Y cuando pudimos salir a la calle, el germen ya estaba plantado."
Las autoridades españolas han redoblado esfuerzos para detener la expansión de las bandas latinas, pero los expertos insisten en que hace falta un mayor trabajo en la prevención, porque, aseguran, se puede salir de una banda, pero es todo mucho más sencillo si no llegan a entrar.