Sábado, 26 Diciembre 2020 19:12

UN NUEVO GIRO SOBRE EL SAHARA

Escrito por  Dr. Napoleón Campos, especialista en temas internacionales, integración regional y migraciones
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Ahora, es EEUU quien le imprime un viraje sustantivo al proceso de paz del Sáhara Occidental con el reconocimiento del presidente Trump sobre el Sáhara como parte indisoluble de Marruecos. Así se lo hizo saber el presidente Trump al rey Mohammed VI el 10/12/2020, decisión que minutos después Trump la hizo pública por medio de Twitter.

Para los contemporáneos no nos es fácil entender este giro político-diplomático por ello debemos remontarnos a la profunda historia: Marruecos, por medio del sultán Mohammed III, fue el primer Estado a nivel mundial en reconocer al naciente Estados Unidos en 1777 cuando la guerra de independencia contra Gran Bretaña aún no concluía. En 1787, el Senado de EEUU ratificó el Tratado de Amistad y Paz entre las dos naciones y así se formalizaron los nexos de amistad existentes hasta el día de hoy.

La decisión de Mohammed III fue un serio desafío a la hegemonía británica en las relaciones internacionales de entonces, pero a la vez ejemplificó una política exterior independiente poco común en aquel mundo progresivamente global.

Trump reconoce el Sáhara Occidental como marroquí

Las ocupaciones europeas en África del Siglo XX, agravadas entre las dos guerras mundiales, se prolongaron de forma inútil. Fue el caso de las tardías retiradas de Francia y España de Marruecos.
Ciertamente, nunca la comunidad internacional debió haber imaginado tras 1975 cualquier tipo de desmembramiento de Marruecos. Lamentablemente, se atendió a llamados de separación de los grupos étnicos saharauis -financiados por las mafias de Argelia- cuando los mismos estaban centenariamente integrados al Reino de Marruecos.

Las convicciones de las potencias europeas sobre África demostraron ser absolutamente incorrectas y generaron conflictos que se enlazaron en los 70s y 80s con los últimos estertores de la Guerra Fría.
La ruptura colonialista con Francia y España debió haber representado para Marruecos su justa emancipación y el respeto a sus límites históricos con los vecinos. Lamentablemente, su soberanía sobre el Sáhara fue puesta en duda por intereses globales y regionales en ese momento crítico de la Guerra Fría. Era ese momento dramático cuando los conflictos nacionales en Centroamérica fueron enlazados con la Guerra Fría.

La apuesta mayúscula por el desmembramiento de Marruecos la realizó Argelia con su apoyo a expresiones que tomaron el nombre de Polisario. Las mafias argelinas, sentadas hasta la fecha sobre vastos yacimientos de petróleo y gas, inyectaron de sobra combustible -literalmente hablando- al Polisario el cual es señalado en la actualidad por corrupción, enriquecimiento ilícito y abusos a los Derechos Humanos.

En el comunicado de prensa emitido por la Casa Blanca, se destaca la larga historia de amistad entre Marruecos y EEUU, a la que aquí ya hicimos referencia, y al hecho que Washington -desde la Administración Clinton- respalda la propuesta marroquí para la autonomía del Sáhara. La Casa Blanca establece dos puntos sumamente interesantes: el llamado del presidente Trump a las Partes a considerar, siempre bajo la mediación de la ONU, “modos genuinos y creativos para hacer avanzar el proceso de paz” de tal suerte que este reconocimiento reafirma el compromiso de EEUU a trabajar con “Marruecos, el Polisario, así como con todos los actores regionales e internacionales que apoyan el necesario esfuerzo para crear una región pacífica y próspera”.

El segundo punto del comunicado es la noticia de que, bajo los oficios directos de EEUU, se abren relaciones directas entre Marruecos e Israel, reconfigurando así el proceso de paz en el Medio Oriente que pasa por la constitución de un Estado Palestino. Marruecos presenta dos singularidades respecto a estas dinámicas: por un lado, la solidaridad con Palestina convoca -como pocos temas- multitudinarias manifestaciones en las calles, pero a la vez, Marruecos desde hace más dos mil años ha sido territorio receptor y de residencia de diásporas judías.

La primera ola de éxodo judío que alcanzó el noroccidente de África, según los historiadores, data del periodo posterior a la destrucción del segundo templo de Salomón del año 70 d.C. Hacia mediados del Siglo XX, luego de la persecución judía por nazis y otros autoritarismos europeos durante la II Guerra Mundial, la comunidad judía en Marruecos alcanzó las 250 mil personas. Las versiones del islamismo practicadas en Marruecos son de respeto al resto de religiones monoteístas.

¿Qué sigue, entonces?

En primer lugar, la decisión del presidente Trump impacta directamente el proceso de paz en el Sáhara bajo la mediación de la ONU. El reconocimiento de Washington a la soberanía marroquí del Sáhara alentaría a otras potencias mundiales a hacerlo como Francia por su rol como potencia colonial durante los siglos pasados e incluso influye sobre España quien fue el último país europeo en retirarse de Marruecos en 1975.

De producirse más reconocimientos, la propuesta de autonomía para el Sáhara adquiere más relevancia para que hacia allí sea reconducido el proceso de paz. Las naciones con poder de veto en el Consejo de Seguridad -que en octubre refrendaron la MINURSO (la misión especial de la ONU para el Sáhara)- tienen con la decisión de Washington un desafío político y diplomático, especialmente China y Rusia que en esencia son potencias ajenas al pasado colonial en África.

En segundo lugar, la decisión de Trump a pocos días de concluir su mandato deja al nuevo presidente Joe Biden con una decisión de imposible reversa. La Casa Blanca fue hábil en recordar que desde la Administración Clinton existe un respaldo a la propuesta de autonomía para el Sáhara. Igualmente, con Bill Clinton, se obtuvieron importantes avances para la causa palestina no sin el enfado israelí pero que a la larga mostraron su coherencia y sentido históricos. Posiblemente, más que el reconocimiento al Sáhara marroquí sea el reimpulso al proceso de paz en el Medio Oriente lo que tenga al mundo a la expectativa. Egipto, con fronteras tanto con Palestina como con Israel, emitió un comunicado sobre el nuevo entendimiento marroquí-israelí en el que destacó la afirmación del presidente Al-Sisi de que "esto es un paso importante hacia la estabilización y la cooperación regional en Oriente Medio".

En tercer lugar, si bien la reacción de los voceros de lo que queda del Polisario histórico -señalado por corrupción, enriquecimiento ilícito por las subvenciones de Argelia a la cúpula polisaria, y abusos a los Derechos Humanos en los campamentos de refugiados saharauis- fue lógicamente de rechazo al reconocimiento, hace a la vez perceptible el cansancio acumulado por 45 años de conflicto. Los pasados meses, un número creciente de naciones africanas han abierto sedes consulares en varias ciudades saharauis lo que ha representado un “reconocimiento implícito” a la soberanía marroquí sobre el Sáhara. De hecho, la decisión del presidente Trump incluye la apertura de un consulado estadounidense en la población de Dajla, acción que puede ser emulada por más naciones europeas y norteamericanas.

Finalmente, como este servidor se pregunta ante los avances y retrocesos en los procesos de paz a nivel mundial por nuestra propia experiencia de conflicto y negociaciones en los 80s y 90s, queda el compromiso de Centroamérica proclamado en el Protocolo de Tegucigalpa (fuente del Derecho Comunitario) como el Sistema de la Integración Centroamericana que tiene “por objetivo fundamental la realización de la integración de Centroamérica, para constituirla como Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo” y el reconocimiento de “la solidaridad centroamericana como expresión de su profunda interdependencia, origen y destino común”.

Son muchos los desaciertos en política exterior que se le reprochan al presidente Trump -por ejemplo, la salida de EEUU del Acuerdo de Paris sobre Cambio Climático, y las políticas migratorias “draconianas” que han violado los Derechos Humanos de nuestros migrantes como las denomina el Plan Biden para Centroamérica- pero en lo referente a este reconocimiento del Sáhara como marroquí y su impulso a la estabilidad y la cooperación en el Medio Oriente, se ha acreditado el presidente Trump importantes tantos.

 

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