Miércoles, 29 Septiembre 2021 18:16

El agricultor que cambió Escocia por El Salvador

Escrito por  Agencia
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"Este lugar solía ser bastante salvaje". Elegir el arma adecuada para protegerse no es la preocupación habitual de un agricultor escocés, pero era una necesidad para Jaime Coutts, que instaló su finca en El Salvador después de la sangrienta guerra civil.


Visitó por primera vez en 1990 como activista de derechos humanos. "Quería entender cómo la gente podía alinear a 15 hombres contra una pared y derribarlos con una ametralladora", explica. "También me apasionaba la idea de que todos tienen derecho a la vida, al trabajo, a la educación. Esa llama aún arde", dice Coutts.


Meses de voluntariado en campamentos de refugiados se convirtieron en años viviendo en el país, trabajando con Comunidades Unidas de Usulután (Comus), una cooperativa de productores de café. Durante los últimos 22 años, desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, ha establecido su hogar en la ciudad de San Francisco en Usulután. Durante un tiempo, solo cultivó café. Luego vinieron los cerdos, vacas y ovejas, lo que en El Salvador, donde la cría de ovejas es casi desconocida, lo convierte en una rareza. "Sí, solo dicen 'Ahí va el escocés. Yo solo soy el escocés loco, ¿sabes?", explica.


Coutts, de 52 años, nació en Glasgow y vivió en Lenzie y Bearsden, luego Drymen, donde aún vive su padre, Alan. Su madre, Dorothy, murió el año pasado, a los 83 años.
A Coutts no le fue bien en la escuela. "Estaba más interesado en lo que estaba sucediendo afuera". Se formó como greenkeeper y asistió a la universidad de horticultura. También pasó cuatro años trabajando con Amnistía Internacional, tiempo durante el cual leyó informes sobre masacres y abusos contra los derechos humanos en la guerra de El Salvador entre las fuerzas gubernamentales y las guerrillas de izquierda.


Después de los Acuerdos de Paz, cuando la gente comenzó a reconstruir sus vidas, su conocimiento de la agricultura fue muy útil. Pero tomó un tiempo conquistar a la gente. "Al ser un poco más blanco que la mayoría, eres un forastero. Al no haber nacido en el pueblo, eres un forastero. Pero mucha gente vino a los talleres, tomó ideas y las puso en práctica", afirma Coutts.


"Cuando un refugiado te dice: 'Lo que aprendiste en la universidad agrícola puede ayudarnos a cambiar nuestras vidas, por favor ayúdanos', es como darte cuenta de que lo que te han enseñado es un regalo", menciona.


En 2001 se casó con una salvadoreña, Cleotilde. Pero su matrimonio es inusual, dice. Han pasado muchos años separados, ambos casados con sus causas. Ella ha trabajado en desastres en Haití y Guatemala, mientras que él divide su tiempo entre la capital salvadoreña San Salvador y Usulután.


Ya no es un forastero, está comprometido con el país. "Después de 22 años trabajando con Comus 24 horas al día, 7 días a la semana, si alguien me llama y me dice que hay un problema, no hay duda”, finalizó Jaime.

 

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